La convocatoria firmada para este mismo mes de Marzo de 2018, por el Alcalde y la Secretaria establece como fecha de celebración el pasado día 23 de febrero de 2018.
Pudiera tratarse de un error humano, pero lo que nos desconcierta es que no es la primera, ni la segunda vez que esto sucede. Por ejemplo, el pasado mes de noviembre recibimos una convocatoria de pleno para el mes de octubre anterior, y como que no pasa nada. Viene siendo habitual que en las actas de los plenos se confundan los nombres y apellidos de los concejales, las fechas de los decretos, los asistentes con los ausentes, las intervenciones sesgadas, las afirmaciones que no se hacen con las que se hacen pero no constan, las descontextualizaciones de las palabras y frases vertidas, lo dicho con lo no dicho.
Este barullo y la falta de respuesta a las peticiones que se le hacen, juntamente con la ausencia de claridad con la que se actúa desde la administración municipal, causan desconfianza y alarma, porque no son actuaciones puntuales, ni errores anecdóticos, sino que todos estos despropósitos reiterados en el tiempo responden a una manera de hacer las cosas, a una práctica del todo vale, del no pasa nada, que ni los concejales ni los vecinos podemos continuar tolerando, como tampoco consintiendo que los expedientes de los plenos no estén disponibles para los concejales en la sede electrónica del Ayuntamiento, lo que nos ahorraría tiempo y desplazamientos innecesarios. Pese a ser advertidas todas estas incongruencias, los dislates se repiten continuamente y motivan que los hagamos públicos para conocimiento de todos, como también hacemos público que el Alcalde se niega a que los plenos municipales se graben, conforme autoriza la ley y ha pedido nuestro grupo municipal, con lo que se evitarían tergiversaciones y manipulaciones de las actas y errores deliberados.