Este día no ha sido elegido al azar, sino que el 31 de octubre conmemora la adopción de la Constitución española de 1978, un hito que marcó el inicio de una era de democracia y estabilidad en el país. La Princesa de Asturias, al tomar el juramento, rinde homenaje a la tradición de unidad y diversidad que fue esencial para la construcción de la nación.
En el acto principal, que congrega a miembros de la familia real, líderes políticos e invitados de honor, la Princesa de Asturias sube al escenario en un momento crucial.
Con sus palabras, demuestra su dedicación y responsabilidad hacia el cargo que ostenta. "Presto juramento de fidelidad a la Constitución y al Rey y prometo cumplir los deberes del cargo de Princesa". Este juramento promueve la monarquía constitucional y los valores democráticos que son fundamentales en la sociedad actual.
Esta ceremonia no solo representa un compromiso personal, sino que también simboliza la continuidad y estabilidad de España en un mundo en constante cambio. La monarquía constitucional ha sido un pilar de la unidad nacional y la promoción de los derechos y libertades fundamentales. Al asumir esta responsabilidad, la Princesa de Asturias se convierte en una figura clave para preservar este patrimonio y guiar a España hacia un futuro de unidad, prosperidad y respeto a los valores democráticos que están en el corazón de la Constitución.
La jura de la Princesa de Asturias en el Congreso de los Diputados no solo es un evento histórico, sino también un recordatorio de la importancia de la monarquía en España y su papel en la construcción de un futuro brillante y prometedor. Con un compromiso inquebrantable con la Constitución, la Princesa de Asturias asume el papel de líder que guiará a España en las próximas décadas y protegerá la democracia, los derechos humanos y la unidad nacional.