Un reciente estudio liderado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha arrojado luz sobre la alarmante presencia de micro y nanoplásticos en el agua embotellada, planteando interrogantes sobre la seguridad de este recurso vital y su impacto en la salud humana.
El vertido de pellets que ha contaminado la costa gallega y otros litorales del país ha destacado la creciente problemática ambiental derivada del plástico, una preocupación que, según expertos, ha sido subestimada hasta ahora. El CSIC ha desarrollado una metodología pionera de alta resolución para cuantificar la presencia de micro y nanoplásticos en las botellas de plástico de agua, revelando datos impactantes.
En promedio, la nueva metodología identificó una concentración de 359 nanogramos de micro y nanoplásticos por litro de agua embotellada en plástico. Estos niveles son comparables a los obtenidos en un estudio anterior sobre el agua del grifo de Barcelona. Extrapolando estos resultados, se estima que un adulto promedio podría ingerir cerca de 262 microgramos de partículas de plástico al año, considerando un consumo diario de 2 litros de agua.
Además de los micro y nanoplásticos, se han identificado 28 aditivos plásticos en las muestras analizadas. Estos compuestos químicos, mayoritariamente estabilizantes y plastificantes, se añaden al polímero plástico principal para otorgarle diversas propiedades. La liberación de estos aditivos al agua plantea preocupaciones adicionales debido a su alta toxicidad para las células.
El estudio abarcó 280 muestras de agua de 20 marcas comerciales, considerando botellas de 1,5 a 0,5 litros. Los resultados subrayan la necesidad de abordar de manera urgente la contaminación por plásticos, tanto en los procesos de embotellado como en la gestión de residuos, para preservar la calidad del agua y la salud pública. Las autoridades y la industria se enfrentan ahora al desafío de adoptar medidas eficaces para mitigar esta problemática que afecta a millones de consumidores diariamente.
