Es común ver en películas o series la imagen de alguien esparciendo las cenizas de un ser querido en algún lugar especial, como el mar o una montaña. Sin embargo, esta práctica, tan romántica en la pantalla, está regulada por normativas estrictas en la vida real. En España, es necesario cumplir con ciertos requisitos legales para evitar sanciones, que pueden alcanzar hasta los 750 euros, dependiendo de la comunidad autónoma.
El principal motivo de estas regulaciones tiene que ver con el respeto al medio ambiente. Las cenizas, aunque parezcan inofensivas, pueden contener partículas de materiales como titanio o acero, presentes en prótesis o implantes. Estos residuos pueden contaminar el lugar donde se esparcen, afectando tanto al entorno como a la salud pública. Además, las urnas utilizadas para contener las cenizas no siempre son biodegradables.
Para evitar multas, es fundamental cumplir con las normativas locales. Aunque no existe una legislación estatal común, cada municipio tiene su propia regulación sobre este tema. Por ejemplo, algunos lugares prohíben el esparcimiento de cenizas en espacios naturales, como bosques, montañas o campos, mientras que otros lo permiten con ciertos permisos. Es importante informarse adecuadamente antes de proceder.
Esparcir las cenizas en el mar es una opción legal, pero también requiere una autorización previa, que debe ser solicitada a la Dirección General de la Marina Mercante o al organismo competente en cada comunidad autónoma. Además, la ley exige que las cenizas se depositen en un recipiente biodegradable homologado, y no se pueden esparcir en cualquier tipo de urna o por separado, lo que refuerza la idea de que el proceso debe ser respetuoso con el entorno.
