Los psicólogos alertan de las compras en el Black Friday como regulador emocional
El Black Friday es uno de los días de mayores compras y rebajas del año y cuyos descuentos se prolongan durante varios días enlazando con el Ciber Monday. Las tasas de consumo son de tal magnitud que merece la pena considerar psicológicamente las consecuencias de gestionar impulsos de gasto tan fuertes. Los psicólogos advierten que, en muchas ocasiones, detrás del impulso de comprar puede haber un problema de utilización de las compras como regulación emocional ante el que hay que reaccionar.
La psicóloga Ana Lucas, directora de Psico-Salud, asegura que detrás del impulso de comprar, puede haber un trastorno de impulsividad que se debe identificar y gestionar "si una persona siente un deseo incontrolable de comprar, si compra cosas que no necesita, si experimenta una satisfacción inmediata cuando compra cualquier objeto, si su gasto en compras le ha puesto en una situación económica complicada, o si ha llegado a ocultar compras a su entorno porque se arrepiente enseguida de haber gastado ese dinero, debería acudir a un profesional de la psicología y trabajar ese aspecto de su personalidad".
En caso de contestar afirmativamente a estas preguntas, es claro síntoma de que se está utilizando el hecho de comprar como un regulador emocional no saludable.
Mucha gente utiliza las compras para aliviar las molestias. Ir de compras puede ser una forma de obtener una iluminación lo suficientemente fuerte como para eliminar las emociones negativas. Cuando se repite este comportamiento, la persona en realidad está entrenando al cerebro para buscar recompensas temporales. En tales casos, conviene comprar más para evitar emociones negativas.
"En los momentos del año donde se multiplican las posibilidades de consumo, como es el Black Friday, se debe estar atento a cómo se ha enseñado a funcionar al cerebro para identificar si ese comportamiento obedece a una buena gestión de las oportunidades, o simplemente se está evitando afrontar sensaciones internas negativas, a través de las compras", asegura Ana Lucas.
Es un caso muy similar al que sufren las personas que padecen trastornos alimentarios. El enfoque del tratamiento profesional en estos casos es muy parecido al de cualquier adicción y puede provocar en las primeras fases hasta un síndrome de abstinencia cuando el sujeto no puede comprar. Para evitarlo los psicólogos proponen un trabajo que comienza con un plan que ayude a las personas a tomar conciencia de su comportamiento. El final de ese camino es llegar a afrontar las compras con una planificación saludable de la idoneidad de lo que se compra y qué valor tiene para la persona lo que ha adquirido. Una de las herramientas que utilizan los profesionales en los gabinetes de psicología es lo que podría denominarse "retrasar la gratificación de la compra", para controlar ese impulso de forma consciente.