Centro de Interpretación de la Miel de Sagallos: el mejor escaparate de las abejas
¿Sabían que una abeja tiene que "picotear" en más de 7.000 flores para producir cinco gramos de miel? ¿O que la miel de origen natural nunca se pudre? ¿Sabían que se han encontrado tarros egipcios llenos de miel con más de 4.000 años de antigüedad que se podría consumir sin problema?. Estas y otras curiosidades en torno a uno de los alimentos más beneficiosos para la salud pueden encontrarlas en el Centro de Interpretación de la Miel de Sagallos, el mejor escaparate para conocer la vida de las abejas.
María Turiño es la responsable del centro, al que califica de "ventana fantástica para todas aquellas personas que no conocen el mundo de la apicultura". El Centro de Interpretación de la Miel de Sagallos enseña al visitante desde la morfología de la abeja hasta los pequeños secretos que guardan las colmenas y el trabajo de la apicultura.
Las instalaciones se han asentado en Sagallos precisamente por su tradición apícola. Cuenta María Turiño que el pueblo aún conserva vestigios y utensilios de los apicultores que en el pasado decidieron poner colmenas en este pequeño entorno de La Carballeda. De hecho, el interés por las abejas y la apicultura es cada vez mayor, como demuestra el hecho de que el centro ha recibido más de 1.000 visitas entre julio y septiembre a pesar de los aforos limitados que impone la pandemia.
"El coronavirus y sus restricciones de movilidad ha disparado el turismo de interior", asegura Turiño, una circunstancia que ha sabido aprovechar el Centro de la Miel potenciando las visitas de grupos reducidos y la cita previa para enseñar al viajero el fascinante mundo de las abejas con todas las medidas de seguridad. La mayoría de los turistas provienen de Castilla y León y Madrid.
Pero, Sagallos tiene otro aliciente para los amantes o los que quieren descubrir la apicultura. Turiño apunta que en el pueblo aún se conserva un lagar de cera, que se puede visitar aunque es de propiedad privada.
María Turiño, una vallisoletana "desertora del asfalto", trabajaba en la Junta de Castilla y León en Prevención de Incendios, en el llamado Plan 42. Cuando finalizó el proyecto, Turiño se metió de lleno en el turismo activo y se hizo apicultora. Como experta, y en consonancia con la campaña de la Diputación de Zamota para fomentar el consumo de la miel de Zamora, aconseja mirar siempre la procedencia del producto antes de comprar, desconfiar de la miel con precios muy bajos y no calentar nunca la miel porque "se rompen los enlaces moleculares y pierde propiedades".