Trump hace la moviola: pausa de 90 días a sus aranceles globales… menos a China, que le “ha comido la tortilla

Trump
Donald Trump ha vuelto a hacer lo que mejor se le da: la moviola, dar marcha atrás, pero sin reconocerlo del todo.

En una inesperada (aunque previsible) pirueta comercial, el presidente —y aún el más ruidoso de los líderes mundiales— ha anunciado hace menos de una hora, a través de su red social, una pausa de 90 días en sus aranceles internacionales. Eso sí, con una excepción notable: China, el verdadero protagonista de sus desvelos comerciales, pasa del 104% al 125% en sus importaciones a EE. UU.

El resto del mundo respira (un poco), aunque la tasa general del 10% que entró en vigor el sábado se mantiene para todos, como recordatorio de quién lleva el látigo… o eso cree él.

Un primer día de guerra comercial… y de contraataques

Horas antes, China y Europa respondían al unísono. Pekín lanzaba un torpedo en forma de arancel del 84% a los productos estadounidenses, dejando claro que el gigante asiático no va a ceder ante lo que ya se conoce como la “tabla de Trump”. Por su parte, la Unión Europea anunciaba una tasa del 25% a una selección de productos made in USA, en represalia por los gravámenes al acero y aluminio.

Para los analistas, la respuesta de Bruselas “es más simbólica que efectiva”, pero deja claro que el viejo continente no está para bromas comerciales.

Trump, entre el esmoquin y la fanfarronería

Anoche, el magnate reconvertido en líder geoestratégico cenaba con congresistas republicanos, luciendo un impecable esmoquin... hasta que abrió la boca. Se burló de los países que, según él, “están llamando para negociar”, entre ellos Japón, Vietnam y otros países asiáticos, que habrían ofrecido bajar sus propios aranceles, comprar gas y llevar fábricas a EE. UU. a cambio de paz comercial.

¿Una retirada estratégica o una derrota maquillada?

La Bolsa estadounidense reaccionó con euforia al anuncio, registrando una jornada teñida completamente de verde. Pero el gesto no ha pasado desapercibido: Trump ha perdido credibilidad. Su papel de “matón del recreo” ha quedado deslucido ante un tablero global que ya no se deja intimidar tan fácilmente.

Porque si algo ha quedado claro en este primer asalto de la guerra comercial mundial versión 2.0, es que los pulsos con Pekín no se ganan solo con tweets, esmoquin y amenazas.

Y mientras tanto, el planeta sigue esperando que el mandatario entienda que no todo en la diplomacia internacional se resuelve a golpe de tarifa, aunque lleve su apellido. 

Sánchez entre tanto sigue su ruta asiática y como enviado de la UE hace de las suyas en los acuerdos con un mercado el asiático que puede dar un golpe encima de la mesa en contra de la política trumpista que hace aguas por todas partes, el fafarrón de colegio ahora entona el "pio pio que yo no he sido" pero claro sus hombres fuertes, Musk y Bezos ya le han dicho que si les toca de nuevo la cartera...tendrá sus consecuencias y ellos no fanfarronean, ellos actúan.