Mabel Álvarez en don de la intuición, en la videncia evidente

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La vidente zamorana Mabel retoma sus consultas presenciales: un don entre la fe y la intuición

 Hablar de videncia en la era digital es adentrarse en un terreno difícil. Internet, donde conviven creencias y escepticismo, ha puesto en el punto de mira a quienes practican este oficio. Las plataformas penalizan términos como "tarot" o "videncia", asociándolos a fraudes, estafas y publicidad engañosa. Sin embargo, hay quienes, como Mabel, reivindican una práctica seria y respetuosa, lejos de los engaños que tanto daño han hecho a la imagen del sector.

Con una madurez que deja claro su don, Mabel es una vidente zamorana que ha decidido retomar sus consultas presenciales después de años ofreciendo sus servicios por teléfono y tras una pandemia que paralizó todo. Su historia no es la de alguien que aprendió por moda o por necesidad económica, sino la de una mujer que ha sentido la videncia desde los 9 o 10 años, cuando comenzó a ver luces blancas y destellos, sin entender qué significaban. "Yo pensaba que todo el mundo veía lo mismo, pero con el tiempo supe que no era así", explica.

Un don desde la infancia

La historia de Mabel comienza en Zamora, en el barrio de Pantoja. Desde pequeña, veía destellos de luz blanca y azulada alrededor de algunas personas. "Al principio creí que era normal, pero cuando empecé a hablar con gente mayor que también tenía interés en estos temas, me di cuenta de que era algo distinto", relata. Nunca ha visto sombras, ni ha tenido experiencias con entidades oscuras. Para ella, su don siempre ha estado ligado a la luz.

Su conexión con la videncia se fortaleció con el tiempo, pero no fue hasta la adolescencia cuando realmente entendió lo que ocurría. "A los 16 o 17 años empecé a echar las cartas a mis amigas. Me decían que acertaba cosas, y poco a poco fui confiando más en lo que sentía", recuerda. A partir de ahí, aunque desde que empezó a dedicarse profesionalmente a ello dejó de utilizar las cartas del tarot y sólo utiliza la videncia pura. "Sólo si me lo piden expresamente utilizo el tarot,  pero si te digo la verdad,  cuando ven cómo trabajo no vuelven a pedirme el tarot,  porque la videncia es más rápida y precisa,  para los que tenemos el don

Entre la intuición y la profesionalidad

Mabel es consciente de la mala fama que rodea al mundo de la videncia. "Hay mucha estafa, gente que juega con las emociones de los demás y cobra cantidades desorbitadas por rituales absurdos", critica. En su caso, la consulta tiene un precio fijo y transparente: 40 euros por 20 minutos y 60 euros por media hora, "y sólo telefónicamente una tercera tarifa de 10 minutos por 20 euros. "Mi trabajo es dar respuestas, no prometer milagros", sentencia.

También se distancia de quienes aseguran limpiar "malas energías" por cientos o miles de euros. "Las limpiezas energéticas existen, pero no cuestan lo que algunos cobran. Yo lo hago en consulta presencial por un precio justo y sin engaños", aclara. 

El regreso a las consultas presenciales

Después de un tiempo atendiendo exclusivamente por teléfono, Mabel ha decidido volver al trato cara a cara con sus clientes. "El contacto físico ayuda a la persona a conectar mejor conmigo, pero para mí no es imprescindible", pero me basta con coger su mano para percibir su energía y ver cosas de su pasado, presente y futuro", explica. Para ella, la videncia es una mezcla de intuición, sensibilidad y una conexión especial con las energías que rodean a cada persona.

Mabel "también hace limpieza y protección de aura, desbloqueo de chakras y equilibrio de energías", esta zamorana de ascendencia alistana, también ha desarrollado su capacidad como médium, asegurando que en algunas ocasiones percibe presencias de seres queridos fallecidos que intentan comunicarse. "No es algo que pase siempre, pero cuando ocurre, intento transmitir el mensaje con respeto y sin asustar a la persona", afirma.

El reto de ser vidente en la sociedad actual

Ser vidente no es fácil en un mundo donde la lógica y la razón dominan el pensamiento colectivo. "Hay mucho escepticismo, lo entiendo y lo respeto", admite. Incluso dentro de su propia familia,  que eran reticentes a lo que hacía,  pero comprende que lo hacían por protección". Me llaman 'la bruja' en broma, pero con el tiempo han visto que lo que hago es serio".

Mabel también sabe que la videncia se enfrenta a una batalla en la era digital. Las redes sociales limitan la promoción de su trabajo, y muchas plataformas bloquean o restringen el contenido relacionado con tarot o esoterismo debido a los fraudes masivos que han surgido en los últimos años. "Por culpa de quienes han utilizado esto para estafar, los que trabajamos con honestidad tenemos que esforzarnos el doble para demostrar nuestra profesionalidad", lamenta.

Un servicio con ética y compromiso

Para Mabel, la clave de su trabajo es la honestidad. No da falsas esperanzas ni promete lo imposible. "No puedo cambiar el destino de nadie, solo ayudar a interpretarlo", explica. Su ética profesional la ha llevado a rechazar a clientes que buscan soluciones mágicas y entiende que los problemas problemas físicos y  médicos requieren ayuda de otro tipo de profesionales ". "Si veo que alguien necesita ayuda directamente profesional, se lo digo. No todo se soluciona con una lectura de cartas", afirma.

Su reencuentro con la consulta presencial es una oportunidad para recuperar el trato cercano y reforzar su compromiso con quienes confían en ella. "Mi trabajo no es convencer a nadie, sino ayudar a quienes creen en lo que hago y buscan orientación", " En realidad, aunque sea un trabajo por el que pago mis impuestos,  al mismo tiempo me proporciona satisfacción personal ayudar a los demás" concluye.

En un mundo donde la fe y el escepticismo coexisten, Mabel defiende su labor con profesionalidad y respeto, recordando que la videncia, cuando se ejerce con honestidad, es un servicio más para quienes buscan respuestas en su camino. Si quieren saber mas...https://www.videntemabelalvarez.com/ aqui pueden encontrarla.