Carlos Alcaraz, el joven prodigio del tenis español, con tan solo 21 años, se ha acostumbrado a ir por detrás en el marcador, recomponerse, remontar y finalmente vencer, convirtiendo el riesgo en una rutina. En el presente Wimbledon, ha perdido el primer set en tres ocasiones, pero eso no le ha impedido llegar a su segunda final consecutiva, que disputará este domingo a las 15:00 horas ante el vencedor del duelo entre Novak Djokovic y Lorenzo Musetti.
Ni Frances Tiafoe en tercera ronda, ni Tommy Paul en cuartos de final, ni Daniil Medvedev en semifinales, lograron aprovechar la ventaja inicial frente a Alcaraz. En su enfrentamiento más reciente, Medvedev perdió a pesar de ganar el primer set. Alcaraz se llevó el triunfo por 6-7(1), 6-3, 6-4 y 6-4 en tres horas de intenso juego.
Estos primeros sets perdidos, lejos de ser una anécdota, subrayan una de las grandes virtudes de Alcaraz. A diferencia de Roland Garros, donde dominó todos los partidos, en Wimbledon ha tenido que enfrentarse a un mayor desafío debido a la velocidad del juego sobre hierba, que reduce su margen de error. Sin embargo, su capacidad para leer el juego, elevar su ánimo y soltar su brazo le ha permitido salir victorioso en cada ocasión.
Con problemas en su saque y una táctica agresiva por parte de Medvedev, Alcaraz se encontró en dificultades. Sin embargo, a pesar de un mal inicio, logró remontar dos roturas en contra y llegar al tie-break, aunque sin éxito.
A partir del segundo set, Alcaraz mejoró su saque, corrió de lado a lado con la velocidad de un velocista y afinó su puntería, reduciendo drásticamente los errores no forzados. Mostró todo su arsenal de recursos, desde dejadas hasta 'passings shots', e incluso su ya famoso globo entre las piernas. En el último set, Medvedev no tuvo nada que hacer frente al deslumbrante juego del español.