Fermoselle ha sido escenario este fin de semana de la séptima edición de Arribes Ocultos, una carrera que, con 600 participantes, ha batido su récord histórico de inscritos. La prueba, que combina deporte y naturaleza en el imponente entorno del Parque Natural de los Arribes del Duero, ha consolidado su posición como uno de los eventos más esperados por los amantes del trail running en Castilla y León.
El evento comenzó el sábado con una contrarreloj a modo de prólogo en Pinilla de Fermoselle y culminó el domingo con varias modalidades para corredores y senderistas. La Plaza Mayor de Fermoselle, epicentro de la cita, acogió desde las 10:00 horas la salida de las pruebas de menor distancia: la modalidad Starter by Stages y el Gran Premio Caja Rural Zamora, con un recorrido de 11,8 kilómetros y 640 metros de desnivel positivo. A las 10:10 arrancaron las modalidades Experience by Stages y el Gran Premio Ruta del Vino Arribes, con un trazado de 24,5 kilómetros y un desnivel acumulado de 1.200 metros que llevó a los participantes por lugares emblemáticos como el Mirador de las Escaleras y el puente romano de San Lorenzo.
La jornada, marcada por el buen tiempo, fue más que una cita deportiva. Mientras los corredores desafiaban los exigentes trazados, familiares y acompañantes pudieron disfrutar de actividades paralelas, como talleres infantiles, una masterclass de zumba o visitas al recién inaugurado Museo del Aceite y las bodegas subterráneas de la localidad.
En el plano competitivo, David Gutiérrez y Lara De Castro se alzaron con la victoria en la modalidad Starter by Stages, con tiempos de 1h 32:28 y 1h 47:44 respectivamente. En la categoría más exigente, Experience by Stages, los ganadores fueron el vasco Manex Idiákez (2h 44:18) y Alejandra Sanromán (3h 16:55). Por otro lado, Ismael Aguado y María Díez dominaron el Gran Premio Caja Rural Zamora, mientras que Alan Arana y Tania Sánchez lideraron en el Gran Premio Ruta del Vino Arribes.
Los organizadores han cuidado cada detalle para ofrecer una experiencia completa. Los participantes no solo se llevaron recuerdos inolvidables del entorno natural, sino también una sudadera conmemorativa y una botella de vino con Denominación de Origen Arribes. En la meta, el avituallamiento final incluyó hornazo, fruta y jamón recién cortado, además de un servicio de fisioterapia.
