Dos años sin Romería, esperado, duros y tristes pero también cargados de esperanza 772 años después Viva la Concha
Sin la Hiniesta y sin la Concha todo fue diferente durante estos dos años que no se ha podido disfrutar del hermanamiento que supone la tradición secular de esta fe cristiana transmitida de padres a hijos.
Nervios y madrugón de lunes con hermanos y hermanas haciendo tortillas y empanadas, muchos con ganas de salir y de tomar la venganza de dos años sin poder hacer ese camino esperado
Contar la historia de la Virgen de la Concha y de su prima la de la Hiniesta es tradición secular pasada de padres a hijos de abuelos a nietos y así tras más de 700 años de historia de esta cofradía y de este día.
"Desde las 6:30 de la mañana estoy despierto nervioso perdido", confesaba esta mañana uno de los gaiteros que acompañarán a la Virgen en este día de fiesta. Hay quien echaba de menos a sus padres, madres e hijos, y en algún momento vimos lágrimas en los rostros de emoción y recuerdo por los que ya no están. Este año ya tocaba, hasta la Policía Municipal hacía patria del rito ancestral. También Protección Civil de Zamora que acompaña a los romeros por todos los caminos y tesos hasta llegar a la Hiniesta.
La Virgen salía del templo bajo el halo y el son del himno nacional y tras él momento de seriedad, llegó el momento del júbilo con los primeros acordes de la melodía de la Concha...1,2,3,4,5,6,7,8, Connnnncha...se despertaba Zamora y las flores hacían de manto al paso de la Virgen, también el tomillo y el romero que dejaban una alfombra olorosa al paso de la Patrona y sus cofrades que preparados para el camino portaban mochilas y botellas de agua y aguardiente.
A paso muy ligero la Virgen hacía parada en San Lázaro y posteriormente en la Cruz del Sancho para seguir camino ávido hasta la Hiniesta donde su prima la espera en su templo en su casa.
Hoy muchos echarán de menos a otros no más de mil personas acompañan a la Virgen, otras muchas la esperan en la Hiniesta y otros muchos añoran poder hacerlo en años venideros ya que tras dos de pandemia son y serán muchas las ganas de poder seguir con las tradiciones y con los ritos ancestrales que hacen a la Bien Cercada una ciudad llena de vida secular y de mucho que recordar de quien somos seremos y serán nuestros hijos.