Tensión en Sobradillo de Palomares los vecinos reclaman por unas fiestas que han sido desastrosas
Sobradillo de Palomares, una pequeña pedanía de Pereruela, ha visto sus tradicionales fiestas envueltas en polémica y frustración por parte de los vecinos, quienes han manifestado su descontento con la gestión del evento.
Los residentes, que compartieron las festividades con otras localidades cercanas como Sogo, Las Enillas y la fiesta de los "cacharos" la denominada Alfareruela, aseguran que la organización de las actividades ha dejado mucho que desear, sintiéndose abandonados por las autoridades locales. Sobradillo de Palomares alto de peñas y bajo de panes reza su frase más conocida, pero ahora tendrá que cambiar puesto que es baja de panes y también de atención y comprensión por parte del ayuntamiento de Pereruela.
Desde un cartel de fiestas mal elaborado, que incluía errores en la hora de la misa, hasta la ausencia del alcalde durante los eventos clave como el vino español, los habitantes de Sobradillo de Palomares han tenido que tomar las riendas de la organización con la ayuda del alcalde pedáneo, quien se vio obligado a hacer compras de última hora para cubrir las necesidades de las actividades programadas.
El descontento aumentó con la discomóvil del jueves, cuyo repertorio no fue del agrado de todos los públicos a pesar de las peticiones previas. Aunque el alcalde apareció brevemente a las 3 de la mañana, la gota que colmó el vaso llegó el viernes por la noche cuando, a solo una hora de la verbena, se informó que la discomóvil contratada había sufrido una avería. Afortunadamente, el DJ Iván de Aro salvó la noche, pero las quejas no cesaron.
Los vecinos, muchos de los cuales regresan al pueblo específicamente para estas festividades, han expresado su malestar por lo que consideran un abandono continuo y han hecho un llamamiento con denuncias a que esta situación no se repita en el futuro, insistiendo en que merecen más atención y mejor planificación por parte de las autoridades municipales. "Somos pocos pero bien avenidos, al menos estuvimos doscientas personas que merecemos un poco de respeto en nuestra fiesta".
Este episodio refleja el creciente malestar en las pequeñas localidades que, al sentir que sus festividades son desatendidas, perciben un distanciamiento con sus representantes locales, generando tensiones que podrían tener consecuencias en la relación entre la comunidad y sus representates en los ayuntamientos. Entendiendo que las pedanías tienen que tener su propio peso dentro de un Ayuntamiento que solo mira para Pereruela y deja de lado a los pueblos que componen la misma.
La Zamora vaciada lo es aún más con este tipo de comportamientos que llevan a los vecinos a un cabreo costante y justo, ya que el ninguneo de los vecinos no para aquí, sino que se mantiene desde tiempos inmemoriales. Ahora Sobradillo con menos de 75 vecinos en el invierno, parece no importar a nadie, aunque la cercanía con Zamora capital sea de 20 kilómetros. A la hora de las elecciones todos son importantes, ahora con la moneda de pago en la mano, los vecinos tienen su propio criterio que no olvidarán o esperemos que así sea.