La violencia de género afecta a muchas mujeres en nuestra sociedad, pero cuando se trata de mujeres con discapacidad intelectual, la situación se vuelve aún más compleja. La dificultad para identificar el abuso y poner límites hace que muchas víctimas no reconozcan que están viviendo una situación de violencia, lo que dificulta aún más su denuncia y protección.
Según Julia Mohino, técnica del área de Mujer y Ciudadanía de Plena inclusión Castilla y León, existe una violencia estructural que se manifiesta en la infantilización y sobreprotección con la que se trata a estas mujeres, lo que aumenta su exposición a situaciones de abuso. Para abordar esta vulnerabilidad, Mohino destaca la importancia de educar sobre la violencia, enseñar a reconocer los diferentes tipos de abuso y hablar de igualdad, violencia y sexualidad, claves para la detección y prevención.
“Existen muchos mitos respecto a la sexualidad de las personas con discapacidad intelectual”, apunta Mohino, “lo que provoca que estos temas no se aborden y que muchas mujeres no puedan identificar situaciones de violencia sexual”. Según datos del CERMI, el 80 % de las personas con discapacidad sufre algún tipo de violencia de género.
Desde Plena inclusión Castilla y León trabajan abordan estas temáticas en sus talleres para que las mujeres puedan tener toda la información y sepan detectar y prevenir situaciones de abuso. Además, la Federación cuenta con una iniciativa específica destinada a la violencia de género en personas con discapacidad intelectual como es la web ''Di Violencia Cero", que ofrece herramientas e información accesible para ellas, desde un diccionario de términos sobre violencia de género en lectura fácil, recursos sobre cómo prevenir situaciones de abuso y charlas con expertas, orientados a la identificación y gestión de la violencia de género.
Mohino subraya la necesidad de aplicar la interseccionalidad en la recogida de datos, analizando cada situación de manera individual ya sea por tipo de discapacidad, raza u otros factores. Además, alerta de que muchos casos nunca salen a la luz, ya que las víctimas no reconocen los abusos y cuando denuncian, la violencia ya lleva tiempo ocurriendo.
Mohino reclama mayor accesibilidad en los recursos de denuncia y apoyo, adaptados a las necesidades de las mujeres con discapacidad intelectual, para que puedan identificar, comunicar y prevenir situaciones de violencia de manera efectiva.
Este doble reto exige políticas y medidas específicas que protejan a un colectivo y garantice que todas las mujeres puedan vivir libres de violencia.