La población de águila imperial crece de manera sostenida tras décadas de conservación

Ejemplar de águila imperial
Este incremento, acompañado de una notable expansión del área de distribución, refleja la eficacia de las medidas de conservación y gestión aplicadas por la Junta de Castilla y León, como el seguimiento continuo de la especie; la reducción de la mortalidad por tendidos eléctricos; la gestión forestal sostenible, y la mejora de las poblaciones de conejo silvestre, situando a la Comunidad como un referente en la conservación de esta especie emblemática

El águila imperial es una de las especies de Castilla y León con un seguimiento más exhaustivo desde hace décadas. Los primeros datos sobre el tamaño de su población se obtuvieron a comienzos de la década de 1980 y, desde finales de esa misma década, se realiza un seguimiento completo y anual en todos los territorios de la Comunidad.

La Junta de Castilla y León ha publicado en su página web, en el marco del Plan de Monitorización del Estado de Conservación de la Biodiversidad en Castilla y León, los resultados obtenidos en el censo de águila imperial ibérica realizado en el año 2024 gracias al trabajo de sus técnicos, agentes medioambientales y celadores de medio ambiente. La planificación y organización del censo fue asumida por el servicio de Espacios Naturales, Flora y Fauna de la Dirección General de Patrimonio Natural y Política Forestal, con el apoyo de personal técnico de la Fundación Patrimonio Natural de Castilla y León.

Los resultados del seguimiento muestran una evolución muy positiva de la especie, que ha pasado de registrar su mínimo histórico, con 16 parejas entre los años 1997 y 1999, a alcanzar 29 territorios en 2005; 45 en 2010 y 68 en 2015, superando el centenar de territorios a partir del año 2019. En 2024 se localizaron un total de 191 territorios en Castilla y León, distribuidos entre las provincias de Segovia (59 territorios), Ávila (47), Valladolid (40), Burgos (14), Zamora (14), Salamanca (12) y Palencia (cinco).

El continuo incremento poblacional registrado en los últimos años ha ido acompañado de una notable expansión del área de distribución, al pasar de contar con parejas reproductoras en 16 cuadrículas UTM de 10 × 10 kilómetros en 1998 a 125 cuadrículas ocupadas en 2024.

La tendencia positiva de la población pone de manifiesto, por un lado, la efectividad de las diferentes medidas de gestión y conservación adoptadas, como la alimentación suplementaria en determinados territorios; la monitorización y corrección de la mortalidad provocada por colisiones y electrocuciones en tendidos eléctricos, y la aplicación de prácticas de gestión forestal sostenible a través de instrumentos de planificación y ordenación forestal en montes públicos y privados. Por otro lado, también ha influido la recuperación, en extensión y abundancia, de las poblaciones de conejo silvestre en determinadas áreas de la cuenca del Duero.

Estas actuaciones comenzaron a finales de la década de los 90 y se potenciaron desde el año 2003, cuando la Junta de Castilla y León aprobó el primer Plan de Recuperación del Águila Imperial Ibérica el Decreto 114/2003, de 2 de octubre. En dicho plan se definieron como áreas críticas aquellas zonas de especial importancia para la nidificación y la alimentación de la especie, cuya designación debía realizarse dentro de las Zonas de Especial Protección para las Aves (ZEPA).

En total se establecieron 24 áreas críticas ubicadas en 11 ZEPA de las provincias de Ávila y Segovia (Pinares de Peguerinos, Pinares del Bajo Alberche, Cerro Guisando, Valle de Iruelas, Valle del Tiétar, Dehesas del Río Gamo y el Margañán, Encinares de la Sierra de Ávila, Encinares de los Ríos Adaja y Voltoya, Sierra de Guadarrama, Campo Azálvaro-Pinares de Peguerinos y Voltoya y del Zorita). No obstante, en 2024 únicamente el 11,5 % de los territorios de nidificación (22 en cifras absolutas) se localizaban dentro de las áreas críticas definidas en 2003 como consecuencia de la expansión del área de distribución de la especie. Este hecho pone de manifiesto la necesidad de revisar y actualizar tanto estas zonas como los criterios empleados para su designación.

Otros espacios se han mostrado igualmente eficaces como herramientas de protección para la especie. En 2024, aproximadamente el 54 % de los territorios identificados se localizaron en ZEPA, en ZEC, en montes gestionados por la Junta de Castilla y León o en montes con instrumentos de planificación forestal en vigor. En concreto, de los 191 territorios localizados ese año, alrededor del 25 % se localizaron en montes gestionados por la Junta de Castilla y León o en montes con instrumentos de planificación forestal vigente, y 60 territorios se ubicaron en alguna Zona de Especial Protección para la Aves.

En relación con el sustrato de nidificación, en los 152 territorios en los que se pudo caracterizar este parámetro en 2024, aproximadamente el 65 % de los nidos se localizaron sobre distintas especies del género Pinus, seguidas, en menor medida, por especies del género Populus (28 %). Estos resultados ponen de manifiesto la necesidad de aplicar criterios homogéneos de gestión forestal sostenible, a través de los instrumentos de planificación y ordenación forestal, tanto en montes públicos como privados.