Multitudinaria y sentida despedida a Luciano, un hombre de "hacer constante por su pueblo y su gente"
El pesar y sentir por la pérdida de Luciano Huerga, alcalde de Benavente durante los últimos ocho años, se ha sentido más allá de los muros de una iglesia de El Carmen que se quedaba pequeña para recibir a la familia, amigos, allegados y representantes políticos que han querido darle su último adiós. Abogado de profesión, a sus 44 años nos dejaba tras intensos años de trabajo dedicados a la mejora de Benavente, los Valles y el conjunto de la provincia, una entrega palpable y que deja ahora un vacío en forma de banderas a media hasta y luto tanto en el consistorio que fue su segundo hogar durante dos legislaturas como en la Diputación de Zamora en la que en julio se estrenó como portavoz del Grupo Socialista.
El obispo de Zamora, Fernando Valera, fue el encargado de oficiar la misa funeral por el alma de Luciano cuyo féretro llegaba al templo cubierto con la bandera de Benavente, la seña Bermeja, bandera de Zamora y el pañuelo de su querida peña Popeye. Acompañado del Vicario General de la Diócesis César Salvador y varios sacerdotes, Valera se refirió a Luciano como un político al servicio del ciudadano.
"Nuestra sociedad necesita y nuestro mundo necesita de políticos, de personas que se dediquen a la vida publica y que trasparenten ese cuidado al otro, ese cuidado con la entrega personal". Un ideal sobre el que "Luciano nos trasmitía ese hacer constante por su pueblo y su gente".
El funeral ha contado con la asistencia de concejales del Ayuntamiento de Benavente, el presidente de la Diputación de Zamora, Javier Faúndez y diputados provinciales de todos los partidos, la delegada del Gobierno en Castilla y León, Virginia Barcones, la Consejera Isabel Blanco, diputados provinciales, Guardia Civil, alcaldes de la Comarca, asociaciones, sindicatos, clubes deportivos y muchos benaventanos que han sentido la pérdida de uno de los suyos.
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