Hay partidos que no solo se ganan. Se conquistan. Y este domingo, en el pabellón Ángel Nieto, el Balonmano Zamora no solo venció: escribió una página brillante en su temporada, una de esas que el tiempo no borra fácilmente. Con un 36-28 incontestable frente a la Avilesina, los pistachos se aseguraron el billete a los playoff de ascenso a División de Honor Plata. Y lo hicieron como un equipo grande, de los que maduran a base de golpes pero no pierden el norte.
Fue una mañana para dejar claro que lo aprendido de las derrotas se convierte en fortaleza cuando se combina con talento y coraje. Porque sí, el recuerdo de los tropiezos en Gijón o frente al Oviedo estaba presente, pero esta vez el Balonmano Zamora no quiso dejar espacio a las dudas.
Desde el pitido inicial, los de Félix Mojón se mostraron serios, conectados, casi como si cada jugador supiera que aquel era el partido. Giannini, como siempre, faro en la creación, se encargó de abrir fuego. Y a su estela, Oier y Medina comenzaron a transformar en goles cada esfuerzo defensivo. Porque el muro que levantó el 6:0 zamorano fue tan sólido que durante minutos enteros la Avilesina no encontró ni una rendija.
El primer golpe de autoridad llegó mediado el primer acto, cuando los visitantes intentaban acortar distancias y ya soñaban con irse vivos al descanso. Pero entonces, ocurrió lo que hace temblar a cualquier rival: el Balonmano Zamora se transformó en un vendaval. Un parcial de 7-0, con una defensa que se cerró como un puño cambió el partido de forma irreversible. El 20-13 con el que se fueron a vestuarios era mucho más que una ventaja.
Y tras el descanso, por si había alguna duda, los de Félx Mojón lo elevaron a exhibición. El parcial creció hasta un asombroso 12-0, mientras la Avilesina vagaba por la pista buscando un gol que no llegaba. Y en portería, Pipe, con más de cinco intervenciones de mérito, volvió a demostrar que el futuro también se protege desde atrás.
Con el trabajo hecho y la clasificación asegurada, el Balonmano Zamora afronta ahora las dos últimas jornadas desde lo más alto, compartiendo liderato con Soria y dependiendo de sí mismo para asegurarse el mejor puesto posible de cara a una fase de ascenso que ya es una realidad.
Una victoria que no es solo un triunfo más. Es la prueba de que este equipo ha sabido crecer, sufrir y levantarse para llegar al momento decisivo con la ilusión intacta. El sueño de la Plata está más cerca. Y Zamora ya celebra con él.
