Con la temporada ya cerrada y las emociones más reposadas, es momento de mirar con calma lo que dejó el año del Zamarat. No desde el prisma habitual de resultados o narrativas, sino desde los datos. Porque detrás de cada canasta, pérdida o rebote, hay una historia que contar desde los números.
El conjunto naranja ha vuelto a pelear por el ascenso en una Liga Femenina Challenge cada vez más competitiva. Y aunque el billete a la élite se le ha vuelto a escapar, su rendimiento ha sido uno de los más destacados del campeonato, especialmente en el apartado ofensivo. Las estadísticas así lo avalan.
En los treinta partidos de liga regular, el Zamarat ha sido el segundo equipo con mejor producción ofensiva de la categoría: 97,6 puntos por cada 100 posesiones. Su capacidad para anotar desde cualquier distancia ha sido clave. En tiros de dos, fue el segundo conjunto que más convirtió (544) y también el segundo con mejor acierto (48,8 %). Desde el triple, firmó 236 lanzamientos acertados —tercera mejor marca— con un 31,3 % de acierto, situándose entre los equipos más fiables del campeonato desde el perímetro.
Estas cifras llevaron al Zamarat a terminar como segundo en puntos totales (2.187) y en acierto en tiros de campo (41,8 %), y primero en porcentaje de tiro verdadero (51,9 %), una métrica que pondera el valor del triple y los tiros libres. El rendimiento ofensivo, en resumen, ha sido uno de los más sólidos de toda la competición.
En cuanto al ritmo de juego, el equipo entrenado por Ricardo Vasconcelos se situó en una posición media: séptimo en posesiones por partido (74,7) y octavo en posesiones por minuto. Esta cadencia le permitió minimizar errores: fue el cuarto equipo que menos balones perdió por posesión y el quinto con menos pérdidas totales. Eso sí, esa misma pausa en el juego no se tradujo en una gran circulación de balón, ya que el Zamarat terminó entre los últimos en asistencias por posesión y en porcentaje de canastas tras pase.
En defensa, los datos también ofrecen pistas. Sexto equipo que menos puntos recibió, cuarto mejor rating defensivo (86,0) y cuarto mejor rating neto (+11,6). Aunque fue el peor equipo en tapones (solo 28 en todo el curso), sí destacó por su capacidad para recuperar balones: tercero en robos (282) y segundo en la relación robos/pérdidas (0,671).
El análisis reboteador deja una imagen más matizada. Noveno en rebotes totales, séptimo en capturas ofensivas, pero duodécimo en defensivas. En este apartado, se echan en falta datos más precisos como la tasa de rebotes, que permitiría valorar mejor la eficacia en la lucha bajo los aros más allá del volumen bruto.
Las estadísticas relacionadas con las faltas también reflejan contrastes: el Zamarat fue uno de los equipos que más faltas cometió, aunque también supo rentabilizar las que recibió. Terminó entre los cuatro conjuntos con más tiros libres anotados (391) y con uno de los mejores porcentajes desde la línea (72,4 %).
Finalmente, el índice de valoración —una métrica global pero con sus limitaciones— situó al conjunto zamorano en sexta posición. Un reflejo del buen hacer colectivo, aunque siempre con matices: no es lo mismo una pérdida sin consecuencias que una que regala puntos al rival en un contraataque.
En resumen, los datos respaldan la sensación de que el Zamarat ha sido uno de los conjuntos más completos del curso. Su eficiencia ofensiva ha sido notable, su solidez atrás ha tenido momentos de gran nivel, y aunque no logró el ascenso, ha estado una vez más en la pelea. Un equipo que, a través de los números, demuestra que sigue estando entre los grandes aspirantes de la LF Challenge.