El CB Zamora afronta este domingo (18.00 horas) un partido crucial en su lucha por mantenerse en Primera FEB. El equipo dirigido por Saulo Hernández viaja al Amenábar Arena para medirse al Gipuzkoa en un duelo directo en la clasificación, con la posibilidad de dar un paso de gigante hacia la tranquilidad en el tramo final de la temporada.
Los zamoranos, actualmente en la décima posición con un balance de 10 victorias y 15 derrotas, llegan al encuentro tras caer ante el HLA Alicante en un partido en el que pequeños detalles les condenaron. Corregir esas desconexiones es la gran tarea del equipo, que quiere recuperar la solidez mostrada en otras jornadas para evitar sustos de última hora en la pelea por la permanencia.
Por su parte, el conjunto guipuzcoano afronta este encuentro con la urgencia de sumar. Situado en el decimotercer puesto con 9 triunfos y 16 derrotas, un triunfo le permitiría igualar en la clasificación al CB Zamora y alejarse del peligro. Los de Mikel Odriozola han mostrado una notable mejoría en la segunda vuelta, y más aún con los refuerzos de Daishon Smith y Lucas N’Guessan, que han dado mayor consistencia al equipo. Además, jugadores como Vrankic y Xavier, ausentes en el duelo de la primera vuelta, estarán disponibles en esta ocasión.
En el único precedente entre ambos en la categoría, el CB Zamora se impuso en el Ángel Nieto por 84-75, en un partido donde supo imponer su ritmo y controlar los momentos clave. Ahora, el reto será repetir ese rendimiento lejos de casa, en una cancha donde el Inveready Gipuzkoa se ha hecho fuerte con el paso de las jornadas.
El entrenador Saulo Hernández ha insistido en la importancia de mantener la concentración los 40 minutos, evitando los errores puntuales que les han costado partidos. En este tramo final de la temporada, el CB Zamora encara cada encuentro como una final, consciente de que la permanencia pasa por competir al máximo nivel en cada jornada.
La misión en el Amenábar Arena es clara: pelear hasta el final, llevar el partido a un desenlace ajustado y trasladar la presión al conjunto local, que se juega más que tres puntos en su intento de salir de la zona baja.
