Santa Clara de Avedillo se conecta al 5G "enchufado" a un generador: el enganche eléctrico pendiente de subvención

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La antena se instaló hace casi dos años, pero nunca ha funcionado al no estar conectada a la red

El subdelegado del Gobierno, Ángel Blanco, visita la localidad y anuncia una solución "provisional" para que los vecinos "salgan" del apagón tecnológico que denuncian desde hace años

Después de años de apagón tecnológico, de vivir sin cobertura móvil y de ver cómo las reclamaciones se acumulaban sin respuesta, Santa Clara de Avedillo recibió hace año y medio la instalación de una torre que prometía traer por fin el ansiado 5G.

La ilusión duró poco. Desde entonces, la antena sigue muda, desconectada de la red eléctrica y convertida en símbolo de una modernidad que nunca llega. Este jueves, la localidad recibió la visita del subdelegado del Gobierno en Zamora, Ángel Blanco, que intentó "poner luz" al asunto. Blanco explicó que el enganche eléctrico de la antena está pendiente de una subvención, y que, mientras se resuelve el trámite, funcionará con un generador. Una solución provisional que ha provocado más ironía que alivio entre los vecinos. “Nuestro gozo en un pozo”, resumía con resignación un vecino al conocer la noticia. “Después de tantos años esperando cobertura, resulta que la antena va a gasoil”, añadía. Ángel Blanco sostuvo que en enero de 2026 todo estará solucionado.

Ángel Blanco en Santa Clara de Avedillo

En el pueblo no se entiende cómo, tras una década de promesas, una infraestructura pensada para el futuro digital depende ahora del "rugido de un motor". Muchos temen que el generador sea un nuevo parche en una larga lista de soluciones temporales que nunca acaban de resolver el problema. Las preguntas siguen sin respuesta: ¿cuánto tiempo se mantendrá el generador?, ¿quién costeará su funcionamiento?, ¿y cuándo llegará de verdad la conexión eléctrica que ponga fin al aislamiento digital del municipio?

Porque, mientras la administración tramita subvenciones y proyectos, en Santa Clara de Avedillo la desconexión sigue marcando la vida diaria: llamadas imposibles, negocios que compiten en desventaja y una sensación creciente de abandono. El caso es una muestra más de cómo la llamada España vaciada sigue esperando al siglo XXI, aunque, por ahora, el progreso llegue con olor a gasoil.