Sayago se impregna del espíritu cristiano en una festividad como es la del Corpus Christi que anima a los vecinos de numerosos pueblos a engalanar calles y templos al paso de la solemne procesión.
Con o sin niños ataviados de Primera Comunión, son muchos los puntos en los que las iglesias han vuelto a dar rienda del ingenio, la imaginación pero, sobre todo, la entrega de decenas de voluntarios que año a año van sumando nuevos adeptos y retomando tradiciones. Es el caso de Fermoselle que este año ha vuelto a revivirlo como antaño. Los altares en la Plaza Mayor y en la Plaza Vieja situada en la calle Francisco Galiana han vuelto a recuperar el esplendor de antaño, un hábito que hacía más de una década que no se retomaba.

Al paso de la procesión, los balcones y ventanas de las diferentes viviendas se han engalanado entre mantones y las artesanales colchas de ganchillo dando un aire renovado a esta fiesta que ha contado una vez más con la especial dedicación de las mujeres de la asociación. Una quincena de ellas han logrado lo que nunca se había hecho en Fermoselle hasta el momento: construir una alfombra floral en el interior de la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción. Una tarea de más de cuatro horas que ha sido posible gracias a la recolección previa de miles de pétalos de rosa procedentes de jardines particulares así como de las salidas al campo para recoger flores silvestres, alegría o romero salsero. "La gente está encantada".
Una tradición más extendida en otros puntos como Bermillo de Sayago donde el templo ha vuelto a dar muestra de la actividad plena con la elaboración de una alfombra que año tras año sigue sorprendiendo por si cuidado y belleza. Como Bermillo otros puntos como Almeida de Sayago han empleado semanas a su planificación mientras en Tardobispo también han querido celebrarlo con un manto floral en honor a este día.