El cura y la criada que convirtieron un robo en leyenda en Ribadelago
En el municipio de Ribadelago, un suceso anecdótico ha dado lugar a una leyenda local que involucra a un sacerdote y su criada. Según la historia, el sacerdote, responsable de las labores del pueblo, se vio envuelto en un malentendido tras el robo de ciruelas por parte de un joven del pueblo.
El incidente ocurrió cuando la criada, al percatarse del hurto, exclamó "¡un rapaz!", refiriéndose al ladrón. El cura, interpretando erróneamente la situación, respondió con la frase "lo que salga", lo que generó una confusión que lo llevó a sentirse avergonzado. En un intento de remediar lo sucedido, decidió cortar el ciruelo que había sido objeto del robo y, posteriormente, utilizar la madera para tallar imágenes de santos, en particular a San Benjamín.
Existen diferentes versiones de esta leyenda que apuntan a variaciones en los detalles. En una de ellas, se sugiere que el árbol en cuestión no era un ciruelo, sino un aliso, el cual fue talado con la intención de proporcionar alimento a una burra y, al mismo tiempo, para esculpir una figura de San Sebastián.