14/ago/25
Actualizado: 14/ago/25
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Familias enteras, amigos de toda la vida y vecinos recién llegados compartieron un menú de sabores de siempre, cocinado con esmero y ofrecido a precios populares, en un ambiente que destilaba unidad y orgullo por las tradiciones.
La cita, que ya se ha convertido en un clásico dentro del programa festivo, no fue solo una celebración gastronómica, sino también un símbolo de unión entre los villaralbinos. Este año, la organización tuvo un gesto especial de respeto y solidaridad: se suspendieron los fuegos artificiales previstos para el cierre de las fiestas, en recuerdo y apoyo a las zonas de la provincia que estos días sufren la dureza de los incendios forestales.