Recuerdo que decían que después de años de crisis como la pandemia, llegarían años de bonanzas. Superávit. Empleo. Nacimientos. Oportunidades. Sin embargo, la realidad es un completo caos; camioneros en huelga, precios de luz, gas y petróleo desorbitados. ¡Ah! y líderes de desempleo en la Eurozona.
Aunque el Gobierno resalte la positiva evolución del empleo en los últimos meses, no es suficiente. Es escasa; para acercarnos a la media europea, para seguir a la cola del resto de los países y ser el farol rojo de todo lo que no se quiere.
A esta situación que ya viene arrastrándose durante años, se suma la huelga indefinida de transportistas que, es un círculo vicioso, dejando mella así en la cadena de suministro. Algún día entenderemos que toda la población somos un equipo y es fundamental apoyar a todos los que han decidido salir a la calle a protestar.
El campo, que nos sustenta, cada año levanta la voz para pedir un descenso en los costes de producción, en conseguir una Política Agrícola Común, en la aplicación de la Ley de la Cadena Alimentaria. Si se asfixia la agricultura y la ganadería, ¿qué nos queda?
Y qué decir de la subida de la luz, el gas y el petróleo. Una situación que repercute directamente en el bolsillo de los españoles que, ya se veían mal para llegar a fin de mes. Algo que ya se venía venir desde hace meses, pero nos cuentan desde el Gobierno que se debe a la situación en Ucrania. ¿Cuántas pérdidas económicas puede acarrear un camionero que debe llenar su depósito para realizar el reparto de alimentos a los supermercados? ¿Cómo sobrevive el campo ante esta subida para cosechar si los costes se incrementan?
Incluso tener una vivienda se ha convertido en un artículo de lujo. La subida del Índice de Precios al Consumidor (IPC) se situaba en el 7,6% en el mes de febrero, el dato más alto en los últimos 35 años. Luz, gas, petróleo, alquiler… ¿vivimos para trabajar o trabajamos para vivir?
Por no hablar de otra gran problemática de este país, la situación de los jóvenes en materia de empleo. Trabajo precario, años de experiencia, requisitos difíciles de cubrir… esa es la realidad de muchos estudiantes que miran al futuro sin esperanza y sin ilusión. Sueldos por debajo de su cualificación, bajas expectativas, sueños frustrados y años de esfuerzo a la basura.
Mujeres embarazadas que son despedidas por tener un bebé, la justicia que llega demasiado tarde; la falta de oportunidades, el miedo al futuro, la incertidumbre, el terror por lo que pueda llegar. El panorama actual es desolador. Ojalá mañana podamos mirar a un mundo mejor.