¿Y ahora que? Semana Santa de por medio y elecciones a la vista y en mayo de nuevo vuelta la burra al trigo

Relatores, secesionistas, unidad de España, elecciones el 28 de abril y el 26 de mayo de nuevo vuelta a empezar. ¿Y la Constitución qué?

Por partes señores y señorías, negocien y dejen de romperse la crisma en luchas absurdas pensando solo en sus ombligos, cedan, apacigüen, negocien siempre con el sentido común como bandera y dentro del diálogo y la libertad que da la democracia.
Sería perfecto que por unanimidad y como cuando ustedes pactan sus sueldos, todos pudiéramos convivir en paz pudiendo decir de la clase política otras cosas que no fueran corrupción, prevaricación y otras muchas perlas que hoy día se llevan, porque solo unos pocos han dado sentido a eso de ser político,  aunque "no les arriendo la ganancia" al menos de cara a estas próximas elecciones.

Hay personas dentro de la política honorables, responsables, íntegras y que mantienen el respeto por los intereses de todos a los que representan, no todos son como lo que hasta ahora hemos visto en grandes personajes políticos que más allá de puertas giratorias y de cargos de importancia dentro de sus organizaciones y en su afán ambicioso ya no de poder que también, se lo llevaron "crudo".

Democracia, libertad, autodeterminación, Catalanes, Castellanos, Leoneses, Vascos, Andaluces, elecciones...españoles todos, un poquito de por favor como decían en la serie.
¿Lo primero no sería pactar entre todos una reforma de la Constitución que ya tiene 40 años y en muchos de sus artículos y capítulos se ha quedado obsoleta?
Las cartas del juego siempre han de pasar por nuestra carta magna a esa que se refieren siempre los partidos, a esa que es la que hace las leyes por las que nos regimos. Está claro que del momento en se hizo, al día de hoy, la Constitución ha madurado, y como tal, los cambios tendrían que haberse ido anotando en el juego de la convivencia a lo largo de los años.
El problema general, de ya no la globalización, de la que parece que nos hemos olvidado, pasa por mantener el sentido común y escucharse siempre dentro de las cartas de un juego que hizo que España haya evolucionado a mejor para todos.
Renovarse o morir
Cuando los padres de la Constitución se sentaron a confeccionarla no había Internet, no había correo electrónico y la sociedad de la información era otra, la de todos, la de nuestros padres e hijos y todo con otra realidad. La pluralidad y el consenso fue la máxima y había que ver tras una dictadura, a rojos, verdes y azules sentarse para dar sentido al futuro de una nación que se rompió en una Guerra Civil entre hermanos.
La renovación de las directrices por las cuales nos regimos tiene que ser el primer eslabón de un cambio de futuro para todos, pero en serio, como lo hicieron aquellos que hace 40 años marcaron nuestras normas de convivencia en un sentido de unidades para buscar un futuro común.
Ni la derecha posee la verdad absoluta, ni la izquierda la panacea de la convivencia, todo se basa en el sentido común y en intentar negociar y llegar a un acuerdo negociado y para todos.
Motivos para enfadarse, ninguno, sentido común y pluralidad toda. Parece que hemos perdido el norte el sur, el este y el oeste y si hay normas lo mejor es cumplirlas sin más y sin ninguna duda.
Manifestarse es lícito, protestar y no hacerlo también, pero siempre dentro del marco de la legalidad. Un presidente no elegido en las urnas si, pero que utilizó un arma que pactamos todos y que si lo hizo el PSOE ni es bueno ni es malo, o acaso si hubiera sido al revés con el PP. El caso es que la gobernabilidad de un país no puede dejarse a un lado por la falta de acuerdos.

Comisión permanente de estudio constitucional y de mantenimiento constante del país
Esa sería la máxima, España no puede pararse porque los políticos no lleguen a acuerdos. Porqué (y he aquí el sentido de esta reflexión) no tenemos a un conjunto de todos los grupos políticos que sean los que se encarguen de que España no se pare a cuenta de elecciones que paralizan el país. O en una casa que hay un divorcio no se come, no se duerme o no se vive porque se rompa un matrimonio.
Las bases de la convivencia pasan por primero mirar por España y sus habitantes y después por intereses de izquierda, derecha, centro o medio campo.
Y las razones en las urnas, con votaciones justas, con pactos de todos y cada uno de integrantes de mayorías y minorías, y si ahora sí que es toda una utopía pero que debería ser en lo que recapacitar y decidir definitivamente.
Como dijo Jack el Destripador (ironía), por partes...pero todo el sentido común. El futuro de las generaciones venideras no puede estar en tela de juicio y no se debería jugar con ello, sino que debería importar a la clase política incluso más que sus respectivos ideales. Las elecciones generales que ha marcado el presidente Pedro Sánchez este viernes, volverán a generar un gasto tremendo en campañas políticas, en movilización de personas y en feroces luchas dialécticas (menos mal), pero gracias a la democracia podremos sobrevivir a un nuevo episodio de nuestra libertad marcada por lo que seguimos llamando democracia, que dure...y que sea por y para muchos años, pero que no entorpezca el normal desarrollo de lo mucho que tiene este país que ofrecer de cara al visitante y al turista, ese que trae a España más del 11% del PIB.
Las elecciones de mayo serían un buen momento para ahorrarle a España una gran cantidad de dinero, todas a la vez, y ya está. Una fecha como la más que posible y ya definida del 28 de abril daría a la Semana Santa un carácter electoral que no quiero ni imaginar, pues nada, ni ahorro al país ni nada parecido, aunque tal y como va la cosa entre mitin y mitin procesión al canto, el viernes de Dolores pegada de Carteles y el Cristo de Valderrey con la urna en el clavo. Otro poco de por favor.