Seis meses del COVID-19 o de la pandemia, cinco de intentar recuperar lo irrecuperable, el sentido común, cangrejeamos
Un día como hoy un hombre de 88 años, sayagués y superviviente de dos cánceres y una posguerra, salía del Hospital Virgen de la Concha. Tras 5 meses de contagios y virus aún seguimos sin haber aprendido nada, eso lo tenemos claro. Son ya 6 meses los que se cumplen en el día de hoy desde que la OMS le puso el apellido a esta pandemia que todo lo destroza, salud sobre todo, y economías después.
Ya hay 105 fallecidos en el HVC de Zamora y la cifra se incrementará en esta semana de nuevo sin remisión, puesto que hay dos ancianos ya desahuciados en el Hospital Virgen de la Concha por culpa del COVID-19
Positivos en la calle, viajantes, ganaderos, niños y personas "normales" que creen que no pasa nada por salir a la calle estando en cuarentena puesto que aunque positivos, son asintomáticos. Son solo un 1% los que parece que no cumplen con las normas porque este país lo hace bien aunque no se explica como hay más muertos en España que en todo el continente africano, pero claro con una arma de destrucción masiva ese pequeño porcentaje que no saben ni siquiera cual es el alcance y los que que la descubrieron tampoco, hacen daño mucho daño. Fuera en un laboratorio como demostraba Iker Jiménez en su programa Origen y reiteraba en el segundo Horizonte, o fuera un pangolín o un murciélago como nos han hecho creer el caso es que este maldito bicho mata.
Y si, lo digo por esos viajantes que aún con el positivo a sus espaldas viajan e intentan vender sin pensar que a quien visiten lo mismo es la última vez que lo hace o le ven, o a algunos hosteleros desalmados que han mantenido abiertos sus negocios a sabiendas de que había positivos en casa, o algún que otro ganadero al que se le ha visto por la calle de su pueblo con las vacas llevándolas a pastar porque ellas, no tienen porque pagar la necedad humana, sus vecinos si, y claro, todos estos irresponsables no se dan cuenta de que son una amenaza para la sociedad, un verdadero cañón que mata, porque señoras y señores el ser asintomático no les quita la carga viral y cualquier descuido por pequeño que parezca puede matar a cualquiera, niño, adolescente, maduro o mayor. Para COVID-19 solo hace falta un leve descuido y la muerte va a visitarles en un momento, en tan solo 24 horas podemos tener una neumonía y en 72 estar intubados las horas que después aguante, será cosa de suerte, de dios o de los miles de sanitarios que se dejan el alma por salvarnos.
Pero no dejemos que este pequeño 1% de la población haga daño al 99% restante. Es necesario denunciar este tipo de actitudes si no queremos tener lo que estamos teniendo, un crecimiento ostensible de positivos y de enfermos que van a a acabar saturando de nuevo el sistema sanitario, y que después echaremos la culpa a todos los estamentos, cuando nosotros podemos hacer mucho y bien porque la pandemia no siga adelante.
Hoy hace cinco meses que mi padre salía del hospital, con tan solo 45 kilos, un sayagués modorro y pequeño, que con 88 años de experiencia en sobrevivir volvió con más de "Robinsón Crusoe" que de abuelo independiente. Un momento de cordura que pudo tener hasta ese momento de su vida en el que el COVID nos cortó la respiración. Salir adelante de forma autónoma ahora ya no es posible, ahora es ya un abuelo más pendiente de la ley de dependencia esta de Dios y de la Junta de Castilla y León que de saber ni como se llama en muchas ocasiones.
Aquí le esperaba yo con 17 kilos menos después de aguantar una semana en el hospital y otra semana pensando en como decirle que su mujer ( mi madre) había fallecido en Ciudad Real, en una residencia de las de postín pero en la que el bicho entró y se llevó a nuestra matriarca. Después de 5 meses, y de otra entrada en el HVC, con un trombo en un pulmón a cuenta del maldito bicho ( uno de los cientos de efectos secundarios) tenemos la consecuencia de ese COVID-19, ahora ya ni somos autónomos, ni somos capaces de comer solos, o de vestirnos solos, menos de ducharnos o asearnos y muchas veces reconocer al que le cuida, ahora todo es dependencia. Una dependencia por culpa de una pandemia que ha hecho estragos en nuestra familia como lo hizo en miles de familias que no pudieron ni despedir a sus mayores, también fue mi caso, aunque pude hacerlo por vídeo conferencia, triste, un Viernes Santo en el que el Miserere pude tararearlo a duras penas porque sabía que nos esperaba claramente al día siguiente.
¿Y todo esto tan duro porqué? y no por pena ni protagonismos, ¿y porqué en primera persona?, pues nada más y nada menos que por todos los que han perdido un familiar y ven como ese 1% de la sociedad no tiene ni puta idea de lo que es perder a un ser querido en un momento COVID-19 como el que vivimos desde hace 6 meses.
Dejen de hacer al anormal, dejen de no cuidarse, aunque solo sea por el egoísmo y por los demás, si y eso si, si no quieren hacer cuarentenas ni respetar el ser positivo, no usar mascarilla y toda la serie de burradas e irresponsabilidades que estamos viendo, no piensen luego que nadie vaya a respetarlos, porque jugar con la vida de los demás no es cosa suya, esto es una cosa que afecta a todos y cada uno de los humanos de este planeta y da la casualidad de que aunque lo pases, puedes volver a pasarlo, así que mas vale que tengamos el miedo donde hace falta tenerlo, y la cabeza en su sitio, sean responsables por sus semejantes, por sus familias y por sus descendientes y progenitores.
Cangrejeamos, caminamos para atrás sin remisión y dejando que todo pase como si la muerte no fuera con nosotros. No hemos aprendido nada en 6 meses.