viernes. 19.04.2024

Mi querido amigo Jesús, que Dios te guarde y bendiga

Un gran cura, un compañero de estudios y de fatigas, de sonrisas y lágrimas, Jesús Campos Santiago viaja a la República Centroafricana para ejercer de misionero en una tierra hostil con miles de problemas y con una tarea más que complicada.
jesús campos y paco
jesús campos y paco

Muchos años de amistad y cariño, de confesiones y emociones, de pérdidas y reencuentros definen nuestro camino un tanto diferente, pero común, en este valle de lágrimas y otras veces de sonrisas. 

Desde niños con muchas cosas en paralelo, con decenas de coincidencias y compartiendo ideas e inquietudes. Ahora las llevas adelante, tu idea y pensamiento, tu deseo y motivo de proyección personal se cumplen y es para estar contento y alegre por ti. 

Una vez dijiste que tu sitio no estaba aquí, y me recordaste aquello de: " mi Reino no es de este mundo ". Sonará pelotil o quizá hipócrita pero sabia que lo conseguirías. Tus incursiones con los scouts, tus vacaciones en África, tus homilías cargadas de sentimientos misioneros te delataban, pero tuviste muchas piedras en el camino que no te dejaban continuar al ritmo que tu querías. 

"Paco amigo, intentaré ahora que mi madre ya no está aquí continuar con mi misión", esto me contaste cuando yo ya sabía que te irías tarde o temprano, que nos ibas a dejar compuestos y sin cura en la cercanía, pero no hay nada que un email o un wasap ahora pueda con la comunicación, así que no te la librará ni la caridad. 

Momentos duros en los que una buena feligresa dejaba tu parroquia, (Luisa como la llamabas cariñosamente), también mi padre, un paralelismo que hizo que nuestras vidas ya maduras cambiaran. Ya sabes que te conté que a punto estuve de irme a Sudan del Sur, cuando murieron mis padres, pero al final acabé en Ucrania cosas de la vida, que ahora agradezco enormemente. 

Porque tu y yo, y todos, sabemos que tenemos un camino que recorrer, y al final con tesón y tozudez se consiguen las metas que nosotros mismos nos imponemos. Unas metas que muchas veces hacen que el sacrificio sea duro y que haya que pelear hasta para ayudar... 

Tu vida dada a los demás, tu sacerdocio, hacen que muchas de las personas que te admiramos nos repensemos mil veces nuestro sino y eso es de agradecer como ejemplo de humanidad y de superación.

Por eso seguiremos caminando pidiéndote consejo e intentando poner cabeza a lo que muchas veces no vemos. 

Jesús amigo, que Dios te bendiga, que nos de fuerzas para seguir adelante y que tu nos guíes aunque estés lejos, y ten por seguro que nos dejas de ver cerca, pero te llevamos siempre en nuestro corazón. 

Hasta pronto y no olvides nunca que en Zamora tienes también mucho que evangelizar y que hacer, y que si algún día te cansas de tu África que seguro que no esta siempre será tu casa, este diario y esta nuestra "zamorica".

Siempre cerca, siempre aquí, en este mundo de locos, de guerras sin fin y de humanos sin sentido común, te echaré de menos cincuentón.

Mi querido amigo Jesús, que Dios te guarde y bendiga
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