Opinión

Zamora le mete un gol a la homofobia

"Conozco hombres muy hombres que aman a otros hombres. Mujeres muy mujeres que aman a otras mujeres. A todos los quiero, son parte de mí".

Zamora celebra hoy el primer partido de fútbol contra la homofobia y hoy me siento un poco más orgullosa de mi ciudad y de sus deportistas. Jesús Tomillero, árbitro que se ha declarado abiertamente gay, pita en estos momentos su último partido. Ha aguantado insultos por su condición homosexual porque aún hay cazurros que creen que el fútbol o el mundo es como Soberano, cosa de hombres.

Conozco hombres muy hombres que aman a otros hombres. Mujeres muy mujeres que aman a otras mujeres. Amigos muy amigos que aman a otros amigos. Amigas muy amigas que aman a otras amigas. A todos los quiero, son parte de mí. No concebiría mi mundo, hetéreo, sin ellos.

Casi todos ellos ocultaron de niños su condición sexual, reprimieron sus sentimientos, sufrieron burlas e insultos en el ámbito escolar, incomprensiones en su círculo más cercano, incluso en el familiar.

Los que somos "normales" no podemos imaginar una vida en una jaula invisible por querer a otra persona; la frustración, el miedo a coger una mano en público, la sensación de vivir en lo prohibido, la necesidad de escondernos de algo tan legítimo como el amor. No sabemos de insultos ni de escarnios porque nuestro corazón se incline al lado que la moral más rancia considera "equivocado". No somos parte de una cadena "maldita" que aún hoy es ajusticiada en los países más extremistas.

Algo falla en la sociedad cuando desde nuestros cimientos no se normaliza la libertad individual de cada uno. Algo falla cuando no aceptamos al otro con su naturaleza, sus sentimientos y su condición. Zamora hoy pone en juego el balón por la diversidad, por la tolerancia, por el arco iris ondeando sobre todas nuestras cabezas, por el respeto a homosexuales y transexuales, a esos gays y lesbianas a los que aún le ponemos piedras en el camino para que no tengan que reivindicarse continuamente.

Solo el día que no piten a un árbitro por ser gay; solo el día que no acosen a un niño o a una niña; solo el día en que entendamos que hay personas que nacen en el cuerpo equivocado por una putada hormonal; solo el día en que no hagan falta partidos de fútbol contra la homofobia seremos libres de verdad.

Gracias a quienes cada día lo hacéis posible, a quiénes ponéis la cara para que os la partan, a los que habéis abierto el camino. Yo me siento muy orgullosa de vosotros. Y no se llama orgullo gay, ni necesita día de junio ni bandera. Se llama orgullo de vida, orgullo de amiga, orgullo de persona, orgullo de corazón.

Zamora hoy le mete un gol a la homofobia y a la intolerancia. Y yo me siento hoy más zamorana, más orgullosa y más libre, más cerca del arco iris.

 

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