Una salvación agónica
El Zamora CF logró en este 2013 salvar la categoría en el último segundo del último partido. Un año agónico, con el sufrimiento por bandera y que finalizó de la mejor forma posible.
Los rojilbancos comenzaban el año con 18 puntos y en puestos de descenso, delante de dos equipos que parecían hundidos, y en lucha con los que, finalmente, acabarían siendo los euipos que se jugarían el cobre con los zamoranos.
El año empezó de forma redonda para el equipo dirigido por Roberto Aguirre. El Caudal de Mieres tropezaba en el Ruta de la Plata gracias a un gol de Chino, un canterano más al que el técnico asturiano daba la oportunidad de mostrar sus cualidades en el primer equipo. Los zamoranos tenían que tirar de más cantera debido a las bajas de Rubiato y Josete, y de las lesiones que arrastraban Manu Arias y Sergio García.
Un empate frente al CD Leganés, o los puntos logrados en partidoos complicados como el del Real Madrid "C" o el CD Tenerife, daban moral a los zamoranos para optar a la salvación. El año 2013 empezaba mejor de lo que lo había hecho un 2012 muy negro para los rojiblancos, pero sin embargo la derrota frente al Getafe "B" en Madrid, la de Oviedo tras ir ganando 0-2 al descanso, y especialmente la de Zamora frente a la RSD Alcalá, minaron la moral de los zamoranos que se vieron más cerca del descenso que de Segunda "B".
En Madrid, frente al Rayo Vallecano, el Zamora volvió a sumar un empate y quedaba a las puertas del descenso, a dos jornadas del final de la temporada, y con la necesidad de sumar de tres en tres.
Y entonces, frente al Ourense, cuanto quedaban pocos minutos, Jacobo Trigo ponía el gol de la victoria y obraba el milagro: los rojiblancos dependían de si mismos en la última jornada.
Y llego Mieres, y llegó el minuto 90 y seguía el 0-0 y el Zamora CF estaba en Tercera División. La grada, el banquillo, la afición caía en el desánimo cuando Nacho Matador tenía las esperanzas de todo un equipo en sus botas. Como aquel lanzamiento de Aiert Derteano, pero muy separados en el tiempo, mucho más separados en los éxitos que buscaban los lanzadores, una falta en la frontal, un lanzamiento acababa haciendo vibrar a los rojiblancos: la primera parte de la salvación estaba lograda.
Allí fue Javi Rodríguez y en Zamora Santos los que le dieron la ansiada permanencia a los rojiblancos, un trabajo de 42 semanas que se festejó con más rabia que alegría, por el objetivo cumplido, por dejar atrás una temporada complicada, un año agónico que el Zamora volvió a salvar en Segunda "B".