Un empate de locura en Lezama
El Zamora CF arrancó este sábado en Lezama con la esperanza de consolidar su inicio de temporada, pero se encontró ante un Bilbao Athletic que supo castigar duramente sus errores defensivos. Sin embargo, el conjunto zamorano, pese a sus vacilaciones iniciales, logró rascar un empate heroico en los últimos minutos del encuentro, rescatando un punto que parecía perdido.
El partido comenzó con un Zamora CF nervioso y falto de ideas. Las imprecisiones en el juego y la falta de contundencia en defensa permitieron al Bilbao Athletic dominar la primera mitad. A pesar de esto, los visitantes fueron mejorando paulatinamente, generando algo de peligro, aunque sin encontrar la claridad necesaria en los metros finales. Sin embargo, la defensa zamorana, comandada por Gorjón, que había llegado al equipo con grandes expectativas tras su paso por el filial del Espanyol, ya mostraba signos de debilidad. De hecho, Gorjón vio la tarjeta amarilla en el minuto 38 por una falta innecesaria.
El segundo tiempo fue un verdadero torbellino de emociones. Apenas habían transcurrido cinco minutos cuando el Bilbao Athletic se adelantó en el marcador. Un error garrafal de Carlos Gutiérrez, que falló en el despeje, permitió a Buján recoger el balón y fusilar al portero zamorano. Con el 1-0 en contra, Juan Sabas, técnico del Zamora, intentó reaccionar de inmediato con un doble cambio: Gorjón y Macho salieron para dar entrada a Carlos Ramos y Tresaco, buscando mayor frescura y velocidad en el medio campo y la delantera.
Sin embargo, el Bilbao Athletic no tardó en aumentar su ventaja. En el minuto 56, Irurita aprovechó un error en el área para hacer el 2-0. El panorama se complicaba para el Zamora, con una defensa que se mostraba endeble y un ataque que no terminaba de afinar su puntería.
Pero el Zamora CF no bajó los brazos. Apenas cuatro minutos después del segundo tanto local, Roni encontró el gol que devolvía la esperanza a los zamoranos con un disparo cruzado que batió al guardameta bilbaíno. El 2-1 insufló ánimos y, solo seis minutos más tarde, Kike Márquez, con un genialidad desde fuera del área, marcó el empate con una vaselina perfecta que dejó al portero local completamente congelado. El 2-2 devolvía la igualdad al marcador y cambiaba por completo la dinámica del encuentro.
El partido se tornó frenético, con ambos equipos buscando el gol de la victoria. El técnico zamorano siguió moviendo fichas y en el minuto 71 introdujo a Joel Priego en lugar de Luis Rivas. Las tarjetas también comenzaron a acumularse, con Clavería y Carlos Ramos viendo la amarilla en el minuto 80 y 83, respectivamente.
El Bilbao Athletic, fiel a su estilo, no renunció al ataque y en el minuto 93, cuando todo parecía indicar que el empate prevalecería, Ibai Sanz apareció para anotar el 3-2 en una jugada rápida que descolocó a la defensa zamorana. Un duro golpe para los visitantes, que veían cómo su esfuerzo por igualar el marcador se esfumaba en los últimos instantes.
Pero el fútbol es impredecible y el Zamora no había dicho su última palabra. En la última jugada del partido, al borde del pitido final, Clavería, el mediocentro defensivo, se sumó al ataque y, con un testarazo preciso, logró el empate 3-3, desatando la locura en la expedición zamorana. Un empate agónico que premia la perseverancia del equipo de Sabas, que pese a sus errores iniciales, supo rehacerse y sacar un punto valioso de un partido que parecía perdido.
Este Zamora CF sigue mostrando altibajos, con una defensa que necesita mayor solidez y un ataque que debe afinar su puntería. Sin embargo, la capacidad de reacción del equipo es innegable. El empate en Lezama sabe a gloria, pero los errores defensivos continúan siendo un lastre que el conjunto rojiblanco deberá corregir si quiere aspirar a cotas mayores en esta temporada.