El Zamora CF desciende a Tercera con una nueva derrota (0-1)
Lágrimas en el campo, especialmente en algunos jugadores de la casa, de los que han poblado las gradas antes de pisar el campo. Lágrimas en las gradas, aferrados a una camiseta rojiblanca con un escudo extraño, abrazando la bufanda del Zamora CF para tapar unos ojos vidriosos. Y aplausos, aplausos de una grada entregada que tuvo tiempo de asimilar el descenso a Tercera pero que se derrumbó con el pitido final.
Era la crónica de una muerte anunciada que, a excepción de los más optimistas, se rumiaba durante la semana en la ciudad. Una muerte lenta, agónica, que se fue gestando desde enero cuando el equipo empezó a flaquear y que, ya durante el último encuentro, se hizo realidad incluso antes del pitido inicial y es que los rivales de los rojiblancos, esos que tenían que perder, ganaban en casa y hacían imposibles los esfuerzos de los de Balta que, además, caían derrotados 0-1.
Tuvo ocasiones el cuadro rojiblanco para llevarse algún punto del Ruta, pero igual que ocurriera durante toda la campaña, la puntería brilló por su ausencia. La puntería de Sergi Mut en un mano a mano, la de Gavilán, la de Aarón o la de Prada, que envió un centro a la madera en una de las más claras de los rojiblancos.
Y al final, con la grada ya consciente de la situación, llegó el final obligado y los jugadores cayeron al suelo y en la grada se hizo el silencio mientras la afición hermana de la Cultural gritaba ¡Zamora, Zamora! e intentaba levantar el ánimo de los 600 zamoranos que quisieron despedir con un último aplauso a los jugadores.