UPL exige al obispado una solución al convento de las Juanas
Abandonado, con todas sus puertas abiertas, mobiliario y enseres en su interior, representa un grave peligro, como dan cuenta varios incendios sufridos. Exigiendo una intervención urgente para evitar posibles accidentes, así como que pueda plantearse una cesión al municipio para un posible uso social.
UPL reclama a los titulares eclesiásticos se tomen en serio su compromiso social, proporcionándole la utilidad que consideren conveniente al edificio abandonado y vandalizado en Los Bloques que fue convento de las carmelitas descalzas o si descartan su utilización procedan a ceder a otras instituciones el inmueble para diversos usos. Las características de la edificación de los 80 con más de 3.000 metros de superficie en la que se incluye la zona de huerto y jardín en bancada, está dotado de espacios de menor tamaño, como dormitorios en su primera planta, completándose con otros más amplios, iglesia, salones de reuniones y comedores en su planta baja. Disponiendo en su piso inferior de zona de almacenaje y procesamiento de alimentos, así como otras dependencias propias para cubrir las necesidades en su momento de una comunidad, y que hoy tras una mínima adecuación lo hacen ideal para proporcionarle un uso social, siempre preferible a dejarlo perder por inacción.
En el camino viejo de Toro y dentro del casco urbano se encuentra el edificio de grandes dimensiones dividido en tres plantas, apartado de otras edificaciones que actualmente mantiene todas sus puertas abiertas, lo que facilita que cualquier intruso con independencia de su intencionalidad acceda al mismo, explica UPL. El inmueble responsabilidad del obispado se encuentra deshabitado desde el año 2008 en que fue abandonado totalmente, por las carmelitas descalzas. Dejando en su interior, mobiliario, enseres y elementos propios de monasterios religiosos donde conviven grupos de personas, como cocinas, horno y otros elementos de panadería, lavadoras de tipo industrial y demás maquinaria, que han ido desapareciendo, bien al completo o por piezas.
De acceder un niño guiado tal vez por la curiosidad y desconocedor de lo que se halla en el interior, supondría un grave riesgo. Encontrará un edificio abandonado de tres plantas con 7oo metros habitables en cada una, de espaldas a la ciudad con escaleras sin balaustre en algún tramo y huecos de ascensores abiertos y sin protección que pueden provocar una caída al vacío desde gran altura de graves consecuencias. Repleto de puertas y ventanas rotas, con parte de la maquinaria que estuvo en uso en su día en funcionamiento desvalijada. Sin olvidar el peligro de incendio por la presencia humana, cosa que ya ha ocurrido en alguna ocasión, como se hace notar en algunas paredes y el material de distinto tipo carbonizado en el suelo. De presentarse un eventual siniestro que alcanzara a alguien en el interior, carecería de orientación alguna para localizar la salida de manera urgente.
Instando al obispado en primera instancia a que asuma su responsabilidad adoptando medidas urgentes para sellar su propiedad, para evitar la entrada totalmente libre y descontrolada, de la que se goza en la actualidad. Evitando por medios propios que llegado el caso y por causa de acceso de algún intruso que se cuele en el interior pueda ponerse en riesgo su vida, pudiéndose actuar a tiempo para evitar accidentes, en un edificio no acondicionado para que deambulen transeúntes como Pedro por su casa, como ocurre en la actualidad. Entendiendo que cualquier suceso que se pueda producir en el interior, resulta de la complicidad de la iglesia, dado que advertida no lo ha tomado en consideración.
Reclamando a los titulares eclesiásticos se tomen en serio su compromiso social, proporcionándole la utilidad que consideren conveniente o si descartan su utilización procedan a ceder a otras instituciones el inmueble para diversos usos. Las características de la edificación de los 80 con más de 3.000 metros de superficie en la que se incluye la zona de huerto y jardín en bancada, está dotado de espacios de menor tamaño, como dormitorios en su primera planta, completándose con otros más amplios, iglesia, salones de reuniones y comedores en su planta baja. Disponiendo en su piso inferior de zona de almacenaje y procesamiento de alimentos, así como otras dependencias propias para cubrir las necesidades en su momento de una comunidad, y que hoy tras una mínima adecuación lo hacen ideal para proporcionarle un uso social, siempre preferible a dejarlo perder por inacción.