UPL denuncia el estado de insalubridad de los callejones de San José Obrero
Las condiciones que ofrecen esos pasajes, resultan idóneas para los roedores que encuentran donde esconderse fácilmente entre tanta inmundicia, sirviendo, por encontrar donde alimentarse, fácilmente de albergue particular de insectos de todo tipo, cuya proliferación puede dar lugar a plagas de difícil exterminación. Todo ello, con el latente riesgo de incendio, al lado de viviendas, garajes y negocios.
Los callejones insalubres, se encuentran entre la carretera de la Hiniesta y el paseo de las Mercedes. Aun en la trasera de estas importantes vías, no quedan ocultos a los ojos de los vecinos y transeúntes al ser visibles desde todas las calles que perpendicularmente cruzan Losacio, Montamarta, Tábara y Valcabado. Representando una mala imagen de la ciudad.
Además de las cuestiones sanitarias desde UPL consideran que estos callejones son una ventana a la inseguridad por sus condiciones de acceso libre desde distintos puntos, con ausencia total de luz artificial llegando la noche, quedando como escondites ideales de cualquier desaprensivo.
Recordando al ayuntamiento, que las condiciones higiénicas deben prevalecer en todos los casos, por encima de otras cuestiones, y que en este, por estar cuestionada la salubridad debe actuar sin demora. No valiendo excusas sin consistencia para eludir su intervención. Quedando obligado, por el carácter subsidiario administrativo, a realizar la limpieza como otras actuaciones exigibles.
No siendo de recibo, ni en este ni en otros casos, como el planteado en las escaleras del Ángel Nieto, que se excuse desde la administración local con dudas que pudieran plantearse acerca de la titularidad de los terrenos. Debiendo proceder a la limpieza debida en primera instancia con independencia de que por requerimiento intervengan con posterioridad tribunales que cambien de destinatarios los requerimientos, tal y como establece la STS de 7 de mayo que de 1998, que dice textualmente lo siguiente: “*Esta tesis de la suficiencia de la «apariencia de la titularidad» es la única aceptable para que la Administración pueda imponer sus facultades de policía a fin de que las obras y los edificios se conserven en las debidas condiciones de seguridad, salubridad y ornato público, pues en otro caso habría de desbrozar antes unos problemas de titularidades dominicales para los que carece de competencia, o habría de esperar a su resolución por los jueces y tribunales, en detrimento de la inmediata seguridad de personas y cosas”.*