Un año de videollamadas: de la emoción y las risas al "Qué gilipollas es" en el Pleno del Ayuntamiento de Zamora
Nos han jugado malas pasadas, nos han divertido pero, sobre todo, nos han mantenido en contacto con la familia y con el resto del mundo. Un año después del decreto de Estado de Alarma por la llegada del coronavirus, las videollamadas personales y las videoconferencias en el terreno laboral se han convertido en la principal vía de comunicación en 12 meses de restricciones de movilidad y cierres perimetrales.
Los abuelos han visto crecer a sus nietos por las pantallas, padres e hijos han podido verse las caras y empleadores y empleados han descubierto otra forma diferente de trabajar: el teletrabajo,
Las reuniones desde casa tienen sus ventajas y más con un virus al que le gustan las "aglomeraciones", pero las videollamadas tienen también su parte "indiscreta". La primera videollamada que se hizo viral tuvo lugar en plena entrevista de la BBC, cuando dos niños interrumpieron a su padre y la madre corría tras ellos, incapaz de "pillarlos".
Una de las más comentadas fue la del ministro de Rumanía, que se unió a la videoconferencia sin pantalones, pensando que al estar sentado nadie iba a darse cuenta. Solo que se confió demasiado y se levantó antes de finalizar la reunión virtual y todo el país pudo admirar sus calzoncillos.
En la era Zoom, Zamora también tuvo ese momento de "Tierra trágame", aunque fue durante el mes de mayo. Fue en un Pleno por videoconferencia del Ayuntamiento de Zamora. Al concluir la sesión, uno de los concejales conectados, con el micrófono aún abierto, lanzó un !Qué gilipollas es¡.
El primer edil de la ciudad daba por finalizada la sesión, el 12 de mayo de 2020, que se celebraba vía telemática debido a las restricciones impuestas por el estado de alarma, cuando por un micrófono de uno de los ordenadores de los concejales se coló un improperio que el propio Guarido, tal y como denunció a través de su página de Facebook, considera que va dirigido a su persona. "¡Qué gilipollas es!" se le oye a una voz femenina que no sale en pantalla.
En el momento del insulto Guarido afirmaba que los 25 concejales que conforman la corporación municipal, y que participaron en el pleno municipal". El secretario municipal le contestaba que a las 14:00 horas se levantaba la sesión y mientras el munícipe ratificaba lo expuesto por el funcionario se colaba una voz femenina en la que se pudo oír claramente el improperio.
La expresión fue tan evidente -a pesar de que no salió en cámara y por tanto Guarido declina la posibilidad de que haya podido ser una de las concejalas- que algunos de los todavía presentes no pudieron evitar reaccionar torciendo el gesto o esbozando una sonrisa irónica.
A través de su página de Facebook, Guarido sostuvo que "no le da más importancia", pero a la par reivindicó que "el pleno no es una taberna" y conminó a quien haya sido dé un paso adelante y lo confiese: "una cosa es no escandalizarse por lo ocurrido, y otra es echar tierra y olvidarse". Hasta ahora, el "culpable" no ha aparecido.
El último caso divertido ocurría hace unas semanas en un juicio vía telemática entre un juez, un abogado y un fiscal que, en lugar de mostrar su rostro, puso la cara de un gato. En realidad, fue su hijo quien instaló el filtro del felino, pero él fue incapaz de suprimirlo.
Las videollamadas también han dejado invitados sorpresas, la mayoría parejas de los entrevistados en paños menores, pero nos han traído, por encima de todo, mucha emoción. En un año marcado por la COVID-19, la tecnología ha sido la mejora aliada de las familias separadas por un virus que nos impide visitar a nuestros seres queridos.