Se alquila, se traspasa, se vende Casco Antiguo

La decadencia de la zona histórica ha pasado de ser una denuncia de comerciantes y hosteleros a ser un clamor en unas calles desiertas con sus locales desocupados.

Es la zona turística por excelencia de la ciudad. Pero la decadencia del Casco Antiguo ha pasado de ser una denuncia de vecinos y profesionales de la hostelería a ser un clamor visual. Casas deshabitadas o en ruinas, solares y carteles de "Se vende", "Se alquila" y negocios con "Se traspasa" son el reflejo de la sangría que padece la zona.

Una zona con problemas de acceso, aparcamiento y circulación restringida que cuenta, además, con altos precios de venta y de alquiler y con normas urbanísticas especiales que encarecen y dificultan la burocracia para todo aquel que quiera instalarse, teniendo en cuenta que no se encuentra en la parte comercial y con mayor núcleo de población de Zamora.

La decadencia comenzaba hace años, cuando la Escuela de Idiomas y la de Artes y Oficios eran desplazadas del Castillo hacia la zona centro, restando así el tránsito de centenares de alumnos jóvenes por sus calles. A ello hay que sumarle el escaso impacto del Consejo Consultivo de Castilla y León en un solar propuesto varias veces para un proyecto museístico más ambicioso y sin que el Museo de Lobo tenga fuerza por sí mismo para atraer turismo y generar riqueza en la zona.

Dos conocidos negocios de hostelería(uno de ellos el único que ha gozado de una estrella Michelín en Zamora) han cerrado sus puertas en el último año. Los locales de los bajos -unos acondicionados ya por negocios anteriores, otros sin siquiera ser estrenados- aparecen cerrados y sin aquilar. A ello hay que sumarle un gran número de casas deshabitadas a la espera de comprador o bien cerradas a cal y canto, fruto de herencias en su mayoría, que van deteriorándose lentamente sin que nadie more entre sus paredes.

Comerciantes, vecinos y hosteleros han reclamado a título particular diversas medidas para rehabilitar el casco histórico y pese a que el Ayuntamiento programa diversas actividades en la zona durante el verano, el impacto es mínimo en la economía de quienes se atreven a abrir sus puertas en el casco antiguo, cada vez más viejo, a pesar de ser la zona más turística de la ciudad, donde se condensan todos los museos y su románico.

Si hace unos días este periódico reflejaba la realidad de la calle de San Torcuato, con la mayoría de sus comercios cerrados, a esta dolorosa crónica de la decadencia de la ciudad se une la situación de su casco histórico, donde urge tomar medidas para revitalizar la zona y para favorecer la instalación y asentamiento de vecinos y negocios.

Dos medidas claves que por el momento las estrictas normas urbanísticas (aquel que adquiere un solar está obligado a costear una excavación previa a la búsqueda de restos históricos), los altos precios de alquiler y venta, así como los trámites burocráticos que ralentizan hasta casi dos años su puesta en marcha, como ocurría con un negocio instalado en la Rúa de los Notarios reconvertido de panadería a salón de te, hacen casi inviables en la Zamora antigua donde emprender un negocio o rehabilitar un inmueble es tarea de locos.

Mientras, el casco antiguo agoniza y las administraciones condenan a la despoblación a la Zamora histórica, la del romancero y la leyenda, que habla de un pasado glorioso que solo hoy se refleja en el silencio de las piedras y en los carteles de "Se vende", "Se alquila" y "Se traspasa".

GALERÍA (Fotos: Ana Pedrero)