Del Pesebre a los Fondos de Inversión: la Diócesis de Zamora tras el milagro finaciero o la ironía celestial
Los números hablan por sí solos.
Según las cuentas diocesanas, el patrimonio supera ya los 11,8 millones de euros, con un incremento sostenido desde 2021, y con una tendencia que no solo garantiza estabilidad, sino que revela una gestión económica eficaz hasta 2024. Buena parte de ese músculo financiero se explica por la diversificación: la diócesis no solo gestiona parroquias y cepillos, también coloca recursos en fondos de inversión, que en 2023 alcanzaron los 710.000 euros de beneficio.
Del pesebre a los mercados financieros, la Iglesia zamorana ha sabido mover ficha. Las diferentes acciones de ventas realizadas últimamente con el equipo económico Monseñor Valera encaminan a la Diócesis a nuevos estados, las Edades del Hombre darán también un empujón financiero hasta llegar a un límite que no se ha determinado aún pero que podría ser de récord tras el evento religioso-cultural.
Recordemos que España es un estado laico y a-confesional por encima de todo, según reza en la Constitución, y que aunque las fiestas en España conservan celebraciones cristianas, la incoherencia tanto del Estado como de los agnósticos y los religiosos, sigue siendo digna de estudio psicológico y de sentido común, valga antes de nada esa reflexión.
Una diócesis con buena salud financiera
El superávit no es anecdótico ni puntual. En los tres últimos ejercicios, la diócesis ha cerrado siempre en positivo, demostrando una solvencia envidiable para cualquier institución pública o privada. Los ingresos superan de forma holgada los gastos, aunque estos incluyen partidas que también generan debate.
Por ejemplo, las indemnizaciones por despidos de personal, que en 2025 superarán los 200.000 euros, un lastre que no impedirá mantener la tendencia positiva en el balance. La pregunta que queda en el aire es clara: ¿de verdad hay tanta necesidad como para pasar la bandeja en cada misa o pedir ayuda externa para arreglar templos, además de vender casas parroquiales o terrenos de las Iglesias?
Uno de los aspectos más llamativos de las cuentas es la presencia de fondos de inversión en el activo de la Diócesis, que han pasado de 550.000 € de beneficio en 2021 a más de 710.000 € en 2023, un crecimiento cercano al 30% en apenas dos años. Inversiones financieras que contrastan con el relato de necesidad económica que a menudo acompaña las campañas de recaudación para la restauración de iglesias o la conservación del patrimonio.
Entre colectas, exenciones fiscales y subvenciones que pagamos todos, moros y cristianos
La Iglesia no paga el Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI) por sus edificios destinados al culto o a fines no lucrativos, gracias a la Ley de Mecenazgo. Sí lo hace por aquellos inmuebles destinados a actividades económicas, pero la realidad es que la mayoría de su patrimonio queda exento. Aun así, las colectas dominicales y las campañas de recaudación siguen siendo una constante.
La paradoja es difícil de digerir: mientras la diócesis acumula reservas, son los fieles quienes reciben mensajes para contribuir a reparar iglesias, mantener servicios o cubrir “necesidades”. Una estrategia que, a ojos de muchos zamoranos, roza la contradicción cuando se conocen los datos de superávit y fondos en cartera unos fondos que podrían llegar a los 13 millones de euros y que no dan para nada aspecto de quiebra o de problema económico alguno, es más se sabe que el Obispo en su última interverción quirúrgica optó por una clínica privada a la que se le abonaron cerca de 30.000 euros por su intervención de espalda.
Recordar también que las aperturas de Iglesias y Museos están subvencionadas por el Ayuntamiento de Zamora, la Diputación Provincial y por la Junta de Castilla y León. La Junta de Castilla y León destinaba cerca de 450.000 euros al Programa de Apertura de Monumentos Verano 2025, que permitía visitar gratuitamente 30 templos de la diócesis de Zamora entre el 12 de julio y el 7 de septiembre. El Ayuntamiento de Zamora concedió en 2024 una ayuda de 120.000 euros que entendemos se ha prorrogado año tras año. En cuanto al ente provincial se pasa de la cifra de los 150.000 euros ya que las actuaciones sobre los bienes muebles de la Diócesis han sido subvencionados con acuerdos desde el año 2022 y se han prorrogado con actuaciones concretas en las iglesias y el patrimonio eclesial de la Diócesis de Zamora y Astorga.
De las limosnas al mercado financiero
En pleno siglo XXI, la diócesis ha demostrado que sabe moverse en la lógica del mercado. No solo conserva el espíritu de las colectas y los cepillos, que llegan a la polémica intervención del Obispado en muchas parroquias, sino que también invierte en fondos financieros como cualquier entidad privada, algo que no sería un problema ni una falta de ética, pero "con la Iglesia hemos topado", el secretismo de siempre tras la llegada de la transparencia de la que hacen patria los nuevos regidores de la Diócesis, choca con la filosofía de aquel hombre nacido en Nazaret hace más de dos mil años. El resultado es una institución con una de las economías más saneadas de la provincia, pese a que el relato oficial insista en la escasez. Una extraña bipolaridad que da lugar a pensar en alguna enfermedad que anula la razón y el sentido común.
Una transparencia que invita a la reflexión
Los datos, públicos y auditados, reflejan que la diócesis de Zamora no está en crisis financiera. Al contrario: goza de buena salud económica, fruto de una gestión acertada. Lo que sí está en cuestión es la coherencia entre los mensajes de necesidad y la realidad de unas cuentas que se mueven con holgura.
Porque si algo queda claro al revisar los balances es que la diócesis zamorana ya no vive solo del pesebre, las colectas y los rezos. También de los mercados, los fondos de inversión y las decisiones económicas propias de cualquier corporación moderna. Nada que ver con la filosofía del voto de pobreza o de aquella humildad que hay que tener cuando se trata deeste tipo de organización no gubernamental que no debería perseguir el ánimo de lucro, aunque remitiéndose a las pruebas, aquí algo falla y no está claro.
Y mientras tanto, los fieles seguirán echando monedas al cepillo para reparar la Magdalena, sin saber que, detrás de los muros, la diócesis cuenta con un colchón millonario o multimillonario que le permite dormir tranquila. Si el de Nazaret levantara la cabeza...