El lobo con piel de cordero: Valera predica humildad mientras manda como un señor feudal
Del sermón al superávit: la bipolaridad del Obispo Valera en Zamora. No es "vendetta" ni persecución, es la realidad contada por un diario católico que se rinde ante la verdad y el comportamiento incomprensible de un pastor que más que acompañar y cuidar de su rebaño, lo arrea de forma soberbia y autocrática. Ante soberbia humildad, reza el dicho pero la verdad por delante.
El obispo de Zamora, Fernando Valera, acaba de publicar una carta pastoral en la que habla de humildad, transparencia y servicio a los más necesitados. Sin embargo, la realidad de la diócesis parece contar otra historia: superávit millonario, recortes a Cáritas, ceses con indemnizaciones y un estilo autoritario que divide más que une. Estas son las principales contradicciones entre lo que se predica y lo que se practica.
En las últimas semanas el Obispo de Zamora, Fernando Valera, ha vuelto a ponerse en el centro del debate con sus declaraciones y sus cartas pastorales. Lo hace con un discurso de aparente humildad, denunciando los egos, la corrupción y el mal uso del poder. Sin embargo, sus propias palabras parecen retratarle mejor a él mismo que a los fieles a los que dirige, Y efectivamente en su casa manda él, pero quizá no en la de Dios.
El obispo insiste: “la Iglesia no puede gestionarse como una empresa, nosotros no estamos para ganar dinero” . Pero la realidad contable de la diócesis, tal y como hemos analizado en Zamora News en varios artículos y con parte de los ajusticiados de forma incomprensible desde el obispado, dice otra cosa, a parte que las directrices en cuanto a despidos y nuevos cargos así como el abuso reiterado de poder no le dan la razón.
Un superávit superior a los dos millones de euros, fondos de inversión, activos financieros que crecen año tras año… y al mismo tiempo la organización de crowdfundings para reparar templos como la iglesia de la Magdalena, o la petición constante de ayudas públicas. ¿Dónde queda esa coherencia pastoral de la que tanto presume? Hay test psicológico en la Iglesia para los altos cargos que dirigen la institución, quizá habría que hacerlo, pero no solo aquí sino en todos los poderes públicos y entes que conlleven responsabilidad en el trato con los humanos. Las Edades del Hombre solo en subvenciones meterán en la caja de las ayudas 1,4 millones de euros, y entendemos desde el punto de vista turístico la repercusión, pero quizá haya algo que sobrepasa lo humano y no es ni la fe ni lo que tiene que ver con la esencia del católico.
Cáritas: ¿sobredimensionada o imprescindible?
Valera se permitió afirmar que Cáritas estaba sobredimensionada. Una frase que hiela la sangre en una provincia como Zamora, marcada por la despoblación, el paro y la precariedad y también en la parte rural que ha tenido un aspecto esencial desde que Cáritas es Cáritas. Una Provincia que el Obispo aún no conoce porque no la ha visitado como le piden sus votos como Pastor.
Si Cáritas asumió un papel central en la atención social fue, precisamente, por las carencias que la propia diócesis no supo, no quiso o no pudo cubrir. Restarle importancia a la labor de Cáritas es negar la evidencia: que sin su trabajo, miles de zamoranos habrían estado aún más desamparados y no solo zamoranos, sino emigrantes, desplazados y personas en riesgo de exclusión social que no pueden pagarse una operación en una clínica privada o no llegan a fin de mes.
Las cartas y la realidad
Sus cartas pastorales se llenan de consejos sobre cómo vivir la humildad, cómo desterrar la soberbia y cómo evitar la corrupción, triste es que el libro que le regaló el Papa Francisco no se lo haya leído en tono constructivo y sin soberbia. Pero los hechos apuntan a un rumbo contrario: ceses e indemnizaciones por más de 200.000 euros, personal desplazado de su entorno de confianza, contratos y cesiones de patrimonio opacos, y un estilo de gestión que ha fracturado la diócesis.
En Zamora News lo hemos contado: “Del pesebre a los fondos de inversión ” y “De la cruz al ego” no son titulares gratuitos, sino reflejo de una sensación compartida por fieles y sacerdotes. Una diócesis revuelta, enfrentada, en la que la figura del pastor no genera unidad, sino división. Confiscar los cepillos en las parroquias y hacer una caja conjunta es otra de las decisiones, más que relevantes a parte de ver como dentro del trio de cabeza hay un diácono que celebra la palabra aún estando divorciado, precepto que no se deja pasar desapercibido por el Pastor de la Iglesia de Zamora Don Fernando valera, que impone criterios pero subjetivos.
El espejismo de la Conferencia Episcopal
Valera presume de no haber recibido ninguna crítica formal de la Conferencia Episcopal. Pero eso no es el reflejo del clamor popular ni de lo que piensan muchos de sus propios compañeros obispos. Más de una decena de obispos en España han mostrado su preocupación por lo que está ocurriendo en Zamora, y los sacerdotes que han levantado la voz saben lo difícil que resulta remar contracorriente dentro de la propia Iglesia, ya que el que protesta es relevado del cargo y el lugar que ostenta, ahí claramente el voto de obediencia si que se da.
El silencio institucional no significa ausencia de problemas. Significa que el malestar es más profundo de lo que se reconoce públicamente. Y así lo ponemos de manifiesto ya que se nos pide seguir aclarando los diferentes subterfugios de la Diócesis. Por ejemplo, sabemos y nos consta que el Convento de las Marinas ya está siendo aprovechado por una empresa hostelera zamorana para ofrecer banquetes en sus jardines.
Entre discursos y realidades
Zamora no necesita un obispo que juegue a ser emperador ni que presente una cara de cordero degollado en público mientras ejerce como lobo en privado. Lo que necesita es coherencia y no bipolaridad: que los sermones sobre humildad no contrasten con balances millonarios, que la labor social se apoye de verdad y no se desprecie, que el patrimonio se gestione con transparencia y no con acuerdos envenenados.
Porque mientras Valera habla de espiritualidad, la diócesis se desliza por una pendiente de enfrentamiento, desconexión con los fieles y pérdida de credibilidad. Y en esa contradicción, ni las cartas pastorales ni los elogios interesados de ciertos medios afines pueden tapar lo evidente: la diócesis de Zamora no atraviesa una crisis de fe, atraviesa una crisis de liderazgo. Y en conclusión también también de Pastor, ya que en el triunvirato de poder lo laico y lo eclesial no tienen parangón, y claro, no habría lugar a tener un Obispo laico, aunque quizá para tener lo que tenemos sería mejor, así no habría diferencia entre empresa e Iglesia.
Las contradicciones de la carta pastoral del obispo Valera
El discurso del obispo de Zamora, Fernando Valera, en su carta pastoral se presenta cargado de humildad y espiritualidad. Pero al compararlo con la gestión real de la diócesis, las incoherencias se hacen evidentes.
Lo que dice / Lo que hace
Lo que dice en la carta pastoral | Lo que ocurre en la diócesis |
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“El afán es hijo de la avaricia… nos ocupamos de lo superfluo y desatendemos lo necesario.” | La diócesis acumula más de 2 millones de euros de superávit y fondos de inversión, mientras recurre a crowdfundings para arreglar templos. |
“No hay amor de Dios sin compromiso por el cuidado del prójimo… se ha de hacer un plan estratégico de Cáritas.” | Valera afirmó que Cáritas estaba sobredimensionada, despreciando su papel clave en la atención social de miles de familias zamoranas. |
“Nunca instalados en la opacidad… la transparencia y el buen gobierno son prioridades.” | Se han producido ceses con indemnizaciones de más de 200.000 euros, cesiones patrimoniales y decisiones sin explicaciones públicas. |
“Intento que el ser obispo de Zamora no suponga que el clericalismo me devore.” | Los testimonios apuntan a un ejercicio autoritario del poder, con sacerdotes relevados por disentir y una diócesis fracturada. |
“El corrupto se pone mal ante cualquier crítica, descalifica e intenta descabezar toda autoridad moral que busque transparencia.” | Quienes han criticado su gestión han sido apartados de sus cargos, lo que genera más división interna. |