EDITORIAL | Todos contra el fuego… o casi todos
En Zamora sabemos bien cómo acaba esta historia: la Culebra, Losacio, Pino del Oro, Fermoselle… y ahora la Carballeda y de nuevo parte de Aliste. Tres años después de aquella tragedia de 2022 que redujo a cenizas más de 60.000 hectáreas, y se llevó la vida de cuatro personas, seguimos con el manual de respuestas de emergencia y el calendario de memoria corta. El discurso es “todos contra el fuego”, pero la acción muchas veces parece “todos contra el sentido común”. Y maldigo a los pirómanos que son los terroristas más cobardes que existen porque se esconden y nunca dan la cara.
Apagar en invierno, prevenir todo el año
Los incendios, dicen los que saben, se apagan en invierno tanto los fuegos de antes, como los llamados de última generación. Pero eso requiere planificación, prevención, política forestal coherente y algo tan sencillo como dejar que los animales hagan su trabajo de desbroce natural. También requiere escuchar a la gente del campo y aprovechar los recursos del monte, no abandonarlo hasta que se convierte en una mecha de kilómetros. Desbroce y trabajo de campo eso falta y mucho debido a la despoblación que sufren provincias como las de Castilla y León y en especial Zamora la última para casi todo.
Pero claro, eso no queda tan bien en una rueda de prensa como anunciar compensaciones económicas… compensaciones que, como en la Culebra, acaban en el terreno resbaladizo de la especulación, la arbórea y a veces la que no llega. Porque no, señor consejero, y señores de la JCYL, las hectáreas calcinadas no se recuperan con un cheque.
Cambiar el discurso… y a quien lo da
El discurso oficial no varía: se enumeran medios, efectivos, siglas y cifras con precisión quirúrgica. Ayer mismo, el delegado de la Junta en Zamora, Fernando Prada, describía con detalle el despliegue: 10 medios aéreos, 80 personas de la Junta, 82 de la UME, 12 cuadrillas terrestres, autobombas, bulldozers… un auténtico ejército.
Pero la letra pequeña la pone una lectora de Zamora News: “Llamamos a las 14:27, se veían dos focos separados desde La Milla. Los técnicos decían que no tenían medios porque estaban en Salamanca. Solo un helicóptero, hasta por lo menos las 16:30. En ese tiempo, todo ese monte seco ardió como cerillas con ayuda del viento.”
Y ahí está la incoherencia: en papel, el operativo es impecable; en la realidad, las llamas corren más rápido que la maquinaria administrativa. Y los pobres brigadistas como de costumbre sumidos en su precariedad laboral, gente que se la juega en un helicóptero, en un golpe de calor, en el monte tras un cambio de viento...Y quizá sean muchos los amigos bomberos, brigadistas, Guardias Civiles, militares en la UME, Voluntarios de Cruz Roja y Protección Civil, pero lo que está claro es que ellos son a los que preferimos los ciudadanos de a pie, ellos son los que están cuando los necesitamos, de los políticos mejor no hablar...
Pero también hubo quien anunció que ya no había llama en la Carballeda...pues vaya, como me fastidian los profetas de traje...acertó de pleno, que se lo cuenten a los vecinos de los 6 pueblos evacuados y a las cientos de personas que lucharon y luchan desde el domingo contra todo pronóstico. "El consejero ha expresado su satisfacción por los avances en el control del incendio, destacando que "a pesar de su carácter convectivo, que generó una columna de humo visible desde La Bañeza, el trabajo del operativo ha sido extraordinario y ha logrado estabilizarlo". Según el consejero, el incendio ya está sin llama y ha sido perimetrado, aunque se mantiene un seguimiento estrecho para evitar posibles reproducciones del fuego", y pasó lo que todos sabemos.
Entre la retórica y el humo
La escasez de recursos iniciales no solo pone en riesgo a los profesionales que se juegan la vida en primera línea, sino también a las poblaciones que ven cómo las llamas se acercan mientras esperan la llegada de refuerzos. Y así, León, Zamora, Ávila, Palencia… todos en el mapa del fuego y en el mapa de la descoordinación. Y no es que no lo advirtieran los meteorólogos, y no es que el estado no ponga los medios, y no es que las dichosas competencias den o quiten razón...falta sentido común.
El problema es que no basta con enviar bulldozers cuando las llamas ya están en la puerta; no basta con la épica de helicópteros descargando agua en fotos para la galería. Hace falta prevención real, gestión continua y una política forestal que entienda que la naturaleza y las personas son aliadas, no figurantes. Si los recursos son el doble como es que los resultados son los que vemos, la consecuencia no es lógica.
Porque, al final, los resultados son siempre los mismos. Y si el discurso es siempre el mismo… quizá lo que haya que cambiar sea al del discurso.