Ecologistas Zamora y Zamora Viva denuncian el negocio de la madera quemada y alertan del abandono de las plantaciones forestales

pinares

Las organizaciones ecologistas critican que la Junta de Castilla y León impulse la explotación de la madera calcinada tras los incendios mientras las plantaciones de pinos siguen sin limpiar y se convierten en un riesgo para futuros fuegos.

Ecologistas Zamora y Zamora Viva han denunciado la apuesta de la Junta de Castilla y León por el negocio de la madera quemada en las zonas calcinadas este verano, una medida que, a su juicio, desvía la atención de lo que consideran la verdadera urgencia: el estado de abandono de las plantaciones forestales. Según las asociaciones, los monocultivos de pinos acumulan grandes cantidades de combustible y se convierten en auténticas bombas de relojería de cara a los próximos incendios.

Para las organizaciones, el problema no reside en los bosques autóctonos, sino en las plantaciones de coníferas que se encuentran “en un estado lamentable de conservación” y que reflejan la negligencia tanto de los ayuntamientos —que siguen sin contar con planes contra incendios— como de la propia Junta. En este sentido, alertan de que, bajo la excusa de implantar un modelo productivo “soriano”, se corre el riesgo de transformar robledales de Sanabria y Carballeda en biomasa destinada a las calderas.

Las asociaciones reclaman un plan integral de prevención que incluya más medios de extinción, investigación de las causas y un servicio de bomberos capaz de actuar en los primeros momentos de los fuegos. Frente a ello, denuncian que la estrategia actual de desbrozar montañas “es un canto de sirena” que trata de ocultar una gestión deficiente.

En relación con la extracción de madera quemada, Ecologistas Zamora y Zamora Viva se suman a las críticas de otras organizaciones, como la Coordinadora para la Defensa del Territorio. Señalan que la entrada masiva de maquinaria y camiones en las áreas afectadas impide la recuperación de los suelos, destruye nutrientes y estructuras fundamentales y compromete la regeneración natural de los ecosistemas, como ya ocurrió en la Sierra de la Culebra tras los incendios de 2022.

Además, advierten de que retirar árboles quemados, en especial frondosas, frena el rebrote natural y deja el terreno sin la protección necesaria frente a las lluvias otoñales, lo que podría provocar pérdidas irreversibles de suelo. A ello se suma la falta de transparencia sobre el destino de la madera extraída y las empresas que se beneficiarán de su venta. Para los colectivos, lo más sensato sería prohibir su comercialización para evitar que los incendios puedan convertirse en un negocio rentable.

Ecologistas Zamora y Zamora Viva sostienen que el plan de la Junta pasa por convertir Castilla y León en “una fábrica de biomasa” con decenas de proyectos en tramitación, lo que consideran una política suicida. Alertan de que esta apuesta incrementará las emisiones de gases de efecto invernadero, acelerará la desaparición de los bosques autóctonos en favor de un modelo industrial de explotación forestal, reducirá la capacidad de absorción de carbono y supondrá un grave ataque a la biodiversidad y a la lucha contra el cambio climático.