Devoción a la Virgen Dormida

Miles de zamoranos honran a la Virgen del Tránsito desde primeras horas de la mañana.

Las puertas del convento abiertas de par en par y la iglesia abarrotada de fieles. Desde primeras horas de la mañana miles de zamoranos honran a la Virgen del Tránsito, que se muestra en todo su esplendor en el camarín realzado con el gran dosel de terciopelo azul.

Colas de devotos en los dos accesos a la iglesia y en la puerta que conduce al camarín, donde la Virgen del Tránsito aguarda como cada 15 de agosto la visita del pueblo de Zamora. Desde primera hora las campanas del convento de Clarisas Franciscanas del Corpus Christi repicaban anunciando día de fiesta y solemnidad. Misas y novenas se han sucedido de forma ininterrumpida hasta las 13 horas, en que quedaba Expuesto el Santísimo Sacramento.

Es previsible una gran afluencia de zamoranos a lo largo de la tarde y en especial a las 20 horas, en que se procederá a la Reserva, Rosario, Misa, Novena y el cántico de la Salve, para continuar con el rezo de las novenas hasta las 22 horas.

La mayor concentración de devotos en lo que va de jornada ha tenido lugar a las 12 horas con la celebración de la misa solemne en la que intervino el Coro Sacro Jerónimo Aguado, dirigido por Pablo Durán, que solemnizó la Eucaristíca. Posteriormente, una interminable fila de zamoranos formó para subir al camarín de la Virgen para contemplarla de cerca, mientras las clarisas franciscanas, custodias y guardianas todo el año de la venerada imagen, le rezan tras las verjas de la clausura.

Dormida, serena, con el rostro enmarcado por flores blancas y las manos cruzadas en el regazo, esas manos a las que la leyenda cuenta que le falta un dedo, esas manos que acarician el día a día de la ciudad desde el silencio de la clausura y la oración de siglos. La Virgen del Tránsito, la Virgen Dormida, recibe hoy el cariño y la devoción de la ciudad, que pone a sus pies promesas y plegarias y que la ha convertido en una de las advocaciones más queridas por los zamoranos, hasta el punto de que en su día tuvo que salir de la clausura para que pudiesen contemplarla todos los devotos.

Allí, junto al camarín, unos se persignaban; otros se arrodillaban y la mayoría tomaba fotos de la imagen en uno de los pocos días del año en que los zamoranos pueden contemplarla tan de cerca.

Un año más Zamora cumple con una de sus tradiciones a caballo entre la leyenda y la fe, cumpliendo rezo y visita a la Virgen Dormida, la que tallaron los mismos ángeles antes de ascender precipitados a los cielos. Porque así nos lo contaron desde niños y así lo transmitimos de generación en generación.

Los cultos en honor de la Virgen del Tránsito finalizan mañana con la Eucaristía de Acción de Gracias, a las 12 y a las 20 horas, tras la que se procederá a la veneración de una de las sandalias de plata que calza la Virgen.

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