Cinco años después: quiero acordarme de mi y de la herida que dejó la pandemia
Perdí a mis referencias, a mi madre en un hospital en Ciudad Real y a mi padre solo nueve meses después. Diez días ingresado en el hospital estuve yo y a punto de que me pusieran boca abajo, pero fueron más de 20.000 personas en Castilla y León, más de 1500 en Zamora las que no pudieron contarlo. La distancia, la impotencia, el no poder abrazar ni tocar… Todo se volvió un maratón de emociones y recuerdos que aún hoy cuesta procesar.
Mis hijas fueron mi fuerza, mi vida, mi único consuelo en aquellos meses de confinamiento. Ellas me sostuvieron cuando todo parecía desmoronarse.
🌙 La primera noche del confinamiento
Recuerdo con nitidez la primera noche de confinamiento. Marcos y yo en el coche, recorriendo Santa Clara en una ciudad desierta. Solo la policía, patrullando en silencio, nos devolvía un gesto de ánimo. Nos saludaban, nos deseaban suerte. Poco después, Marcos al hospital… y yo detrás de él.
Fue un torbellino: fiebre, neumonía bilateral, un dímero fuera de control. El oxígeno y las pastillas fueron mi único sustento mientras la fiebre me robaba las fuerzas. Perdí 19 kilos, pero no la esperanza. Mi voz cambió para siempre y aún siento la debilidad de aquellos días. Cada paso era como escalar el Everest, pero sobreviví.
👏 A las 8 de la tarde: un ritual de gratitud
Cada tarde, a las 8 en punto, la ciudad salía a las ventanas y balcones para aplaudir. Un gesto simple, pero cargado de significado. Era la forma de agradecer a los sanitarios que luchaban en primera línea, a esos héroes que sostenían nuestras vidas mientras el sistema sanitario colapsaba.
David, y todos los que nos cuidasteis: gracias. No hay palabras suficientes para devolver lo que hicisteis por nosotros. La vida y la rutina diaria cambiaron para siempre. Ir a por pan o intentar ir ver a mi Carmen a Mercadona...se convirtió en una auténtica hazaña.
❤️ Sara y Aroa, mis ángeles
En medio del caos, mis hijas fueron mi ancla. Sara me animaba cada día, aunque ella también lloraba en silencio. Aroa, desde la distancia, nos abrazaba desde la pantalla del móvil. La incertidumbre era constante, pero el confinamiento nos unió. Fue una prueba de resistencia emocional y familiar que nos hizo más fuertes.
🖤 El golpe más duro
Papá volvió del hospital enmudecido, pero volvió. Me lo quedé conmigo nueve meses en los que descubrí a mi Robinson Crusoe. Pero mamá no ella murió sin abrazo, sin mano y sin poder achucharme y podérselo devolver. Aquella Semana Santa, el Viernes Santo un 10 de abril, sentí que algo iba a pasar, y pasó. Mamá se fue en silencio, pero pude cantarle al menos el Miserere que tanto le gustaba. Papá nunca supo que Luisi se había ido. El dolor de la pérdida quedó envuelto en la distancia y el silencio de una despedida imposible.
🏥 Meses imposibles
Fueron meses imposibles, donde trabajo, salud y mil historias se mezclaron en una batalla diaria. La vida normal quedó suspendida en una realidad alterada por partes diarios de contagios y fallecimientos, mascarillas, aislamiento y miedo. Y también ese COVID19 persistente que me achaca aún de vez en cuando. Datos, comparecencias conexiones en directo desde nuestro Zamora News y todos en casa como se ordenaba aunque nosotros podíamos salir...y muchas veces hasta que nos plantamos dejamos de ir a ruedas de prensa y otras lides.
Los trabajadores esenciales —sanitarios, transportistas, personal de limpieza, farmacéuticos— nunca fueron tan importantes como en ese momento. La pandemia nos hizo descubrir que la verdadera fortaleza de una sociedad está en las personas que sostienen las bases del día a día.
🌧️ Cinco años después: el recuerdo que no se olvida
Cinco años después, seguimos reconstruyendo nuestras vidas. La pandemia nos dejó cicatrices que todavía están sanando, pero también nos enseñó la importancia de la solidaridad y la resiliencia.
El eco de aquellos aplausos a las ocho de la tarde aún resuena en la memoria colectiva. Porque, aunque las mascarillas hayan desaparecido y la rutina haya vuelto, la herida que dejó la pandemia permanece. La vida cambió para siempre aquel marzo de 2020… y cinco años después, seguimos aprendiendo a convivir con ese cambio.