Buen servicio, hasta pronto y que todos vuelvan sanos y salvos

Hoy aparte de un buen cumpleaños, hay que desear a un hombre del Cuerpo de Bomberos de Zamora que dejará su puesto por jubilación tras 35 años de incendios, accidentes, salvamentos e intervenciones de todo tipo, un feliz descanso.
Muchos años en los que el Cabo  Ángel Alcina ha prestado parte de su vida a la ayuda a los demás y ha intentado por todos los medios salvar vidas en cientos de servicios. Una ardua y difícil labor en la que reconoce y confiesa que lo más duro que puede sufrir un bombero es ver morir a un niño, "aquí la impotencia y la rabia te deja sin aliento".

Los treinta y cinco años de servicio llegan tras muchos jefes, muchas corporaciones municipales y muchos compañeros que han servido a su lado. Aún se emociona pensando en los que se quedaron por el camino, como por ejemplo Luis Ángel Puente, un bombero del que se celebrará su memorial en el sexto año en que se conmemora su fallecimiento en acto de servicio, y que será el próximo 3 de octubre, este será el último como bombero que podrá celebrar el cabo Alcina.

Su última guardia fue el jueves pasado y sus últimas horas fueron de emoción en el cuartel de bomberos que ha tenido dos ubicaciones desde que Ángel entrase en el cuerpo. Cuando él inició su carrera el cuartel estaba en Obispo Nieto y esta de Estación de Autobuses le despide, "una pena no poder llegar a conocer la siguiente" comentó alguna vez entre compañeros. Este hombre risueño, alegre, de buen carácter y de fácil conversación cambiaba su semblante ayer a las 8 de la mañana al salir de su último turno del "parque" como ellos dicen.


Mucho ha cambiado la vida de un bombero tras treinta y cinco años de servicio. Antiguamente hay que recordar el anuncio de "BOMBERO" que en las casas de los efectivos se ponía siempre para recordar que allí había una persona que caso de incendio o accidente podía ser avisado apelando al espíritu solidario y de colaboración que todos los bomberos demuestran siempre.
Los compañeros echarán de menos al cabo Alcina y seguro que aunque el homenaje que se celebrará el próximo día 3 en el NH servirá de despedida y no será mas, que un hasta luego, o hasta pronto. Su mujer, Mari, una gran cocinera, también echará de menos el cocinar como hizo muchas veces para todo el turno de su marido, y su hija Patricia Alcina una de las pocas novilleras que ha dado Zamora y afincada en Guijuelo, también podrá ahora disfrutar mucho más si cabe de su padre.

Ángel el cabo risueño, siempre tendrá el oído listo y cuando oiga pasar la sirena con la escala, con la bomba...  no podrá por menos que desear a los suyos..."buen servicio compañeros, que todos vuelvan sanos y salvos".

Felicidades y gracias cabo Alcina.

El hueco de su taquilla pronto será ocupado por otro bombero, si bien siguen haciendo falta más efectivos y más medios.