Este es el impacto real de beber cerveza todos los días
La cerveza es una de las bebidas más populares tanto en España como en el resto del mundo. En el país, su consumo se ha normalizado hasta el punto de formar parte habitual de comidas y encuentros diarios, más allá de los fines de semana. Sin embargo, pese a su presencia frecuente en la mesa, las recomendaciones médicas actuales alertan sobre los riesgos de su consumo continuado.
Lejos queda la percepción de que la cerveza era una opción saludable para la hidratación tras el ejercicio. Hoy, los expertos advierten que no existe una cantidad de alcohol que pueda considerarse segura o beneficiosa para la salud. De hecho, las últimas actualizaciones científicas rechazan incluso la idea de que una ingesta moderada tenga efectos positivos sobre el sistema cardiovascular.
La composición de la cerveza explica parte de su impacto en el cuerpo. Con un 90% a 95% de agua, contiene además alcohol, carbohidratos, una pequeña proporción de proteínas y micronutrientes como vitaminas del grupo B y minerales como el potasio o el magnesio. No obstante, estos nutrientes están presentes en cantidades tan reducidas que no suponen una fuente significativa para cubrir las necesidades diarias. También contiene compuestos bioactivos como polifenoles, conocidos por su poder antioxidante.
Pero es el alcohol el principal responsable de los efectos adversos que genera en el organismo. Incluso en cantidades pequeñas, puede alterar los reflejos, la coordinación y el juicio. Además, somete al hígado a un esfuerzo extra diario, ya que debe metabolizar el alcohol en sustancias menos tóxicas para poder eliminarlas. Esta carga constante puede derivar, con el tiempo, en daños hepáticos.
Por otro lado, el alcohol ejerce un efecto diurético, favoreciendo la pérdida de líquidos, y añade calorías líquidas que, si no se compensan, pueden traducirse en un aumento de peso progresivo. Una sola cerveza aporta entre 100 y 150 calorías, cifra que parece insignificante en el día a día, pero que a lo largo del año puede sumar más de 70.000 calorías adicionales.
Beber una cerveza cada día también podría aumentar el riesgo de desarrollar dependencia, una consecuencia a menudo subestimada cuando el consumo se percibe como algo socialmente aceptado o rutinario.