Desentrañando los misterios de las máquinas: del azar a la predictibilidad
A la humanidad siempre le han fascinado las máquinas, no solo por el hecho de que puedan ayudarnos con todo tipo de tareas, sino por los extraños principios que rigen su funcionamiento.
Los principios que hay detrás de nuestras invenciones arrojan luz sobre cómo funciona el mundo, desde la fiabilidad de los motores hasta la imprevisibilidad de las máquinas tragaperras. Este artículo repasará varias de las máquinas más representativas de nuestro avance como sociedad y echará un vistazo a la mecánica que las hace funcionar, desmitificando algo que se parece muchísimo a la magia.
La evolución de los milagros mecánicos
El uso de maquinaria para facilitar el trabajo y aumentar la producción se ha desarrollado desde el principio de la civilización. Desde el principio, la mayoría de las máquinas manuales se diseñaron aplicando principios sencillos como palancas y poleas, para ayudarnos a tener que ejercer menos fuerza con nuestro propio cuerpo. Así, las primeras invenciones humanas no eran más que extensiones de la fuerza bruta de las propias personas.
Pero a partir de estas máquinas simples, se sentaron las bases de lo que serían formas más avanzadas de maquinaria en los siglos venideros.
Las máquinas de vapor y las hiladoras ya habían empezado a revolucionar las industrias, pero la Revolución Industrial supuso un gran salto para la tecnología.
Con esas máquinas que realizaban un movimiento mecánico regular de forma repetible, se podía aumentar exponencialmente la producción. Esa previsibilidad contrastaba fuertemente con los caprichos del trabajo humano y la fuerza animal que las habían precedido.
Hoy en día, muchas máquinas son una mezcla de electrónica compleja y software que les permite realizar tareas más precisas. En estos ejemplos vemos cómo se sustituyen aspectos del trabajo humano por el empleo del diseño y la ingeniería con una máquina.
Un vistazo al motor, un invento clave
Uno de los mayores logros de la ingeniería humana es el motor: un mecanismo para convertir la energía en movimiento mecánico. Aunque los motores, ya sean de vapor, de combustión interna o eléctricos, funcionan sobre principios diferentes, la idea básica que los sustenta sigue siendo una: convertir la energía almacenada en una forma utilizable de trabajo. Este tipo de conversión se realiza en varias fases predecibles y esto hace que la ingeniería de los motores sea muy eficiente y fiable.
Y esa es precisamente la magia de los motores: el hecho de que sean tan fiables y produzcan siempre el mismo resultado. Podríamos decir, entonces, que están situados en un polo de la invención humana: aquel que busca poner fin al caos de la naturaleza gracias a una tecnología predecible y fiable.
El otro polo del espectro: las máquinas tragaperras
Pero no todas las tareas humanas requieren de la misma fiabilidad. Y quizás los elementos de aleatoriedad y predictibilidad están mejor equilibrados en las máquinas tragaperras, mostrando un ejemplo intrigante.
Estas máquinas parecen totalmente aleatorias, con luces que parpadean, campanas de jackpot que suenan cuando se gana un premio... Sin embargo, estas máquinas, tanto las tragaperras online como las físicas, consisten en un conjunto de algoritmos de programación afinados que garantizan que sean justas para el jugador y rentables para el casino.
Las máquinas tragaperras utilizan un dispositivo Generador de Números Aleatorios (RNG), que es un programa informático que escupe constantemente números aleatorios. Cada vez que un jugador tira de la palanca o pulsa el botón, el RNG elige un número que refleja un determinado patrón de símbolos en los rodillos. De esta forma cada tirada es totalmente distinta de la anterior, manteniendo el juego aleatorio.
Sin embargo, tras la fachada de aleatoriedad, las probabilidades de acertar una combinación ganadora en una máquina tragaperras en realidad se calculan de antemano. Entender este equilibrio entre azar y probabilidad nos permite desmitificar el encanto de las máquinas tragaperras y aumentar nuestro aprecio por su diseño.
La precisión de la robótica
Los robots simbolizan el equilibrio más preciso y fiable que hemos sido capaces de alcanzar en el desarrollo de máquinas hoy en día. Funcionan con una precisión extrema (desde los robots industriales que ensamblan coches hasta los que realizan operaciones quirúrgicas en medicina); pero también son capaces de responder frente a situaciones inesperadas, algo que está tomando aún más relevancia gracias a los avances en inteligencia artificial.
Inicialmente, su capacidad para funcionar de forma constante se debía a que disponen de mejores sensores, programación y un sistema de control que les permite realizar tareas repetitivas sin errores.
Sin embargo, el avance de la inteligencia artificial y el aprendizaje automático nos han llevado un paso más allá en lo que permite la computación. Los algoritmos de aprendizaje de la IA son capaces de aprender a reconocer patrones y a hacer predicciones sobre cantidades gigantescas de datos, lo que ha dado lugar a avances significativos en campos como el procesamiento del lenguaje natural, el reconocimiento de imágenes o los vehículos autoconducidos.
Así, los robots y otros dispositivos dotados de inteligencia artificial pueden realizar tareas más complejas, adaptarse a diferentes entornos y tomar decisiones autónomas. Esto los hace cada vez más útiles en una amplia gama de industrias, desde la fabricación hasta la medicina y la agricultura.
Roomba es un buen ejemplo de robot de limpieza autónomo y se desplaza por los hogares utilizando sensores y tecnología de mapeo. Estos robots detectan los obstáculos que hay en el suelo y lo limpian mientras evitan caerse. La consistencia con la que operan mantiene las casas en forma con un esfuerzo mínimo por parte de los propietarios.
Y a medida que las máquinas inteligentes evolucionen, también lo hará su eficacia para automatizar todas las tareas aburridas que hacen que la vida sea tan complicada para los humanos. Así, podríamos decir que la historia de la tecnología humana no es más que la unión de estos dos principios del azar y la predictibilidad.