Una muestra más de su compromiso por el planeta “Fridays for Future Toro”

Grupo “Fridays for Future Toro”.
Este grupo muestra su preocupación por los devastadores efectos del conflicto bélico con la naturaleza

Una muestra más de su compromiso por el planeta “Fridays for Future Toro”, ha salido a la calle, para trasladar a la ciudadanía su opinión y leer un manifiesto que dejamos a continuación. 

Desde Viernes por el Futuro de Toro (FFT) queremos informar y dar nuestra opinión sobre el impacto que tiene la guerra en general contra el planeta. Es impensable que aun en pleno siglo XXI, los gobiernos del mundo sigan obedeciendo ciegamente a unas pocas empresas muy poderosas con praxis caducas y anacrónicas, las cuales imponen conflictos bélicos por ideologías racistas y por un colonialismo forzado (entiéndase robar sus tierras y sus recursos).

En particular queremos expresar nuestro absoluto y rotundo rechazo al sangrante conflicto en Palestina perpetrado por el gobierno de extrema derecha de Israel, solidarizándonos con todos los grupos en el mundo que piden un CESE TOTAL AL FUEGO, ayuda humanitaria urgente y conversaciones de Paz y diálogo para crear sin demora un Estado Palestino.

La barbarie que estamos viviendo en directo cada día televisada y en las redes sociales desde hace más de dos meses en Palestina, es sin duda alguna la mayor y la más brutal, dibujando un esperpéntico escenario de lo que una guerra significa y de cómo los cimientos en los que se fundamenta la convivencia internacional están siendo destruidos por el interés geopolítico de unos pocos.

La pérdida de vidas humanas civiles que está ocurriendo allí no tiene parangón comparada con otras guerras en la cantidad de masacres y en el corto tiempo; es una carnicería contra una población civil indefensa, que ha sido echada de sus territorios, les han destruido sus casas, sus ciudades, sus medios de vida, restringiéndoles el agua, la luz, los alimentos y medicinas como castigo colectivo.

El opresor está incumpliendo las leyes que deben respetarse incluso en una guerra, pero no parece importarle el sufrimiento humano inmenso que están causándoles deliberadamente a todos los niveles que podamos pensar. Pero, ¿cómo afecta una guerra a la salud del planeta? Cada vez se acepta más públicamente que nuestro planeta está en emergencia climática, amenazado por el calentamiento global que va in crescendo a pesar de todas las Cumbres celebradas (la última la de la COP28) y en las que se acuerdan tímidas medidas para paliarlo; poca voluntad política, pocas ganas de salvar a la humanidad de sus efectos destructivos y a la vista bien clara se ve que los lobbies, los milmillonarios, se niegan a dar un paso valiente para cortar las emisiones.

El armamento, las guerras, dependen de los combustibles fósiles y contribuyen con el 5,5% a las emisiones globales. Las fuerzas militares del mundo ocuparían el cuarto lugar entre los mayores emisores. Toda esta maquinaria infernal bélica depende íntimamente de las energías fósiles y hay una correlación directa entre el gasto militar, las emisiones a la atmósfera de CO2 y las ganancias para unos pocos. Israel es el 15⁰ país que más gasta en armamento, 24 mil millones al año, siendo EEUU el 1º. La población de cualquier parte del mundo debe saber que estos millonarios gastos para armamento se hacen a costa de recortar inversiones sociales que beneficiarían a toda la población, como son la educación, la sanidad, la protección a los más vulnerables e infraestructuras sociales necesarias. La industria armamentística en el mundo tiene beneficios billonarios, siendo una de las mejor posicionadas, por lo tanto, es fácil comprender a quien realmente interesan las guerras.

Las actividades bélicas con mecanismos cada vez más sofisticados, liberan sustancias químicas muy nocivas que no solo matan con precisión a los civiles, sino que destruyen el entorno natural que nos nutre, contaminando las aguas, las tierras, la atmósfera, liberando como dijimos antes gases de efecto invernadero, y otros muchos materiales tóxicos, lo que desencadena más contaminación y daños muy graves y duraderos al medio ambiente.

Hay una pérdida significativa de biodiversidad y deforestación ya que se arrasan grandes zonas naturales dando como resultado la erosión del suelo y el agotamiento de los sistemas de agua. El impacto ambiental puede persistir durante décadas después de que termina un conflicto siendo el proceso de reconstrucción muy costoso. ¿Quién va a pagar las consecuencias nefastas de las guerras? Pues de nuevo los civiles.

En este contexto de crisis mundial ya no podemos permitirnos más guerras sino crear las condiciones para la Paz, el diálogo y el respeto a los diversos pueblos y a sus recursos. Millones de personas se están manifestando diariamente en el mundo por ello, Esta es la VOZ del pueblo que le dice a los gobiernos: ¡basta ya de barbarie!. El Norte Global debe ceder sus ansias de crecimiento a cuenta de la explotación y robo de los recursos del mundo.

Los recursos del mundo son para todos y deben repartirse en equidad. Con ellos hay suficiente para que todas las personas puedan vivir con dignidad, para ello los milmillonarios deben ajustarse para que nos encaminemos a una transición justa. No puede haber justicia si no se tiene en cuenta esto: COMPARTIR LOS RECURSOS DEL MUNDO Y CONVIVIR EN PAZ EN LA TIERRA, hay que invertir en la humanidad.

La emergencia climática está destruyendo amplias zonas de la tierra por las altas temperaturas, hay un desplazamiento de millones de personas por ello y por los conflictos bélicos, los migrantes vienen pidiendo auxilio y debemos, el Norte global, como máximos, ayudar y cooperar por los daños que durante décadas hemos ido ocasionando al resto del planeta. La justicia climática es eso. La Humanidad está en una encrucijada y debe escoger: hacia adelante unidos o hacia el abismo caótico y la fase climática al “no retorno”.