Hoy, festividad del Cristo de las Batallas, patrón de la ciudad de Toro, ha tenido lugar el oficio de la Misa Mayor en la ermita de Santa María de la Vega, que ha sido presidida, por primera vez, por el Obispo de Zamora, Gregorio Martínez Sacristán, quien después ha recibido la medalla de Cofrade de Honor de la Cofradía del Santísimo Cristo de las Batallas.
La ermita del Cristo comenzó a recibir visitas de los toresanos desde las 08.00 horas, cuando se iniciaron las misas programadas para el día de la Fiesta; sin embargo, fue la Misa Mayor, a las 12.00 horas, la que congregó un mayor número de fieles que acompañaron a la venerada imagen del Cristo, y a ella asistieron, además de numerosos toresanos, los hermanos de la Cofradía y autoridades locales. En esta misa participaron el Coro Interparroquial de Toro y la agrupación Voces del Duero, que interpretaron, al finalizar el oficio religioso, el Ave María de Schubert, la Salve a la Virgen y el Himno del Cristo de las Batallas.
La Misa Mayor fue presidida, en su primera asistencia a la celebración de esta festividad, por el Obispo de Zamora, Gregorio Martínez Sacristán, quien estuvo acompañado por varios sacerdotes de la zona, entre ellos los dos párrocos locales, José Luis Miranda y Roberto Castaño.
En su homilía, Martínez Sacristán señaló que se trataba de la primera vez que "vengo a celebrar este día con vosotros", por lo que pidió a los toresanos que "me transmitáis vuestra devoción por el Cristo de las Batallas", y recordó que "Cristo para nosotros es un signo del amor de Dios, que incluso entregó a su hijo para nuestra salvación". Por este motivo, incidió en que "nuestra devoción es una mirada a Él, traspasado, entregado por nosotros", y aseguró que "generaciones anteriores lo han vivido así", por lo que preguntó "¿por qué vosotros no lo vais a vivir así y a transmitir esta devoción?", devoción que "es pensar, sentir, vivir por dentro, en el corazón, que alguien nos ha amado hasta el extremo y ha dado la vida por nosotros".
También solicitó a los asistentes que "miréis al Santo Cristo y viváis en Él la vida que necesitamos vivir [...] agarraos a Él con fe y sed fieles". A estas palabras añadió otra reflexión, y recordó que "quien mira al Crucificado mira a los pobres de la tierra, los olvidados", y pidió "que el amor a Cristo os lleve a mirar a los pobres de la tierra con el amor de Cristo, con el que se mira al primer pobre de la tierra, que es Cristo", así como "que seamos compasivos, humildes, que sepamos trabajar, compartir, dar, hacer obras buenas, que los pobres sean los privilegiados de nuestro corazón".
Finalmente, el Obispo de Zamora deseó "que el Cristo de las Batallas bendiga a Toro, a sus familias, su vida, sus ocupaciones, y nos dé fuerza para seguir adelante cuando ésta nos falle", y también resaltó que "pido a Cristo que os dé la fuerza necesaria para ser una gran ciudad, acogedora, cariñosa, caritativa, compasiva, que no pierda sus raíces".
Concluido el oficio religioso, hermanos de la Cofradía, junto a sus invitados, compartieron en la Hospedería un refresco, que dio comienzo con la entrada del Obispo de Zamora en la Hermandad, puesto que ésta decidió obsequiarle haciéndole Cofrade de Honor, acto al que siguió la entrada en la Cofradía de un nuevo hermano. Ambos finalizaron el acto oficial de entrada en la Hermandad besando las insignias de los Abades, que este año son José Ignacio de la Calle Posada, Jesús García Escudero, Manuel Alonso Bragado, Eloy Lucas Antón, Cesáreo Pérez Valero y Serafín Moya Tejeda.