Quince bomberos de Melilla, 15 corazones más contra el fuego en Sanabria

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A veces, en medio de la tragedia, llega un soplo de aire fresco que recuerda que la solidaridad no entiende de fronteras. Este jueves, a las 19 horas, el Puesto de Mando Avanzado de Porto recibía a 15 bomberos llegados desde Melilla, desde la otra orilla del Mediterráneo, que han dejado atrás familias, rutinas y vacaciones para sumarse a la lucha contra el incendio que devora el corazón de Sanabria.

Su jefe, Bernardo, lo reconocía con sinceridad: ni él ni sus hombres esperaban encontrarse con una tierra así. La belleza de Zamora y del Lago de Sanabria les dejó sin palabras, incluso a pesar de que buena parte de lo que han visto hoy está herido de humo y ceniza.

“Si así es quemado, cómo será cuando esté verde”, decían, prometiendo volver algún día a conocer este rincón de España con calma, sin sirenas ni llamas. Quemado en la zona que pudieron apreciarlo cerca del Cárdenas y del Cañón del Tera una pequeña parte del Parque Natural que es extensísimo.

Los 15 de Melilla son jóvenes y no tanto, veteranos y profesionales con no tantas horas de combate contra el fuego, pero unidos por un mismo denominador: vocación pura. En su tierra, los montes no son tan espesos, los árboles no crecen como aquí. Por eso, caminar entre robles, castaños y pinares les resulta casi exótico. “Esto es otro mundo”, confesaban, mientras se enfundaban el traje para recibir su primera misión: vigilar los puntos calientes durante la noche en el entorno de Moncabril y los dos Ribadelagos.

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La solidaridad de Sanabria no tardó en hacerse notar. Alojados en un albergue, los gigantes —“quince armarios roperos”, bromeaban algunos— apenas caben en las camas, que habrá que estirar un poco. Pero eso no importa: lo que han recibido en su primera noche es el cariño de una tierra que les abre las puertas de par en par.

Quince hombres, muchos de ellos padres de familia, que ríen cuando comparan lo que hacen aquí con lo que hacen allí: “Salvar vidas es lo mismo, sean en la península o en África”. Ademas estamso en el norte, de Zamora eso si....Y lo dicen con una mezcla de humor y verdad que cala.

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Esta noche dormirán poco y sentirán el frío de Sanabria, tan distinto al calor norteafricano que dejaron atrás. Pero aquí, en este rincón de Castilla y León, más León que Castilla, ya forman parte de algo más grande: la lucha de sanabreses, zamoranos, salmantinos, o abulenses, soldados de UME española o francesa, brigadistas de Cataluña, bomberos de Zamora o Benavente, Melilla y voluntarios de todas partes unidos contra un enemigo común.

Un enemigo que no tiene rostro, pero que arrasa todo lo que toca: el maldito fuego. Frente a él, quince almas más se suman al combate. Y eso, hoy, es motivo de esperanza.

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