🔴 Última hora | el incendio de Porto arrasa Sanabria: del amanecer esperanzador a la tarde maldita del viento

Las rozas a Vigo
Última hora de un día de lucha desesperada contra el fuego. Una jornada que comenzó con esperanza pero que se tornó aciaga a cuenta de un cambio de viento a partir de las cinco de la tarde.

Sanabria amaneció hoy con un respiro. El rocío de la mañana y un cielo despejado daban la ilusión de que la jornada podía ser la del gran empujón para controlar el incendio de Porto, que mantiene en vilo a toda la provincia.

Las brigadas trabajaban con energía, los bulldozers abrían trochas y los cortafuegos parecían marcar líneas de defensa firmes. Incluso los rostros de bomberos y vecinos se veían más tranquilos que en días anteriores.

Pero la tregua se rompió a las cinco de la tarde, cuando las malditas rachas de viento cambiaron de dirección y arrasaron con toda esperanza. Lo que hasta entonces era una lucha dura pero contenida se convirtió en un infierno imposible de gobernar. “El fuego hizo lo que quiso”, relatan brigadistas exhaustos.

Cerdillo

Un perímetro de 70 kilómetros imposible de contener

El perímetro del incendio ya alcanza los 70 kilómetros, una frontera devoradora que se expande sin control. Los cortafuegos abiertos por las cuadrillas quedaron en nada y las contramedidas no lograron frenar la embestida. Las morceñas apagadas revivían, las laderas ennegrecidas escupían humo irrespirable y las nubes tóxicas volvieron a cubrir los cielos justo cuando más necesarios eran los medios aéreos, obligados a retirarse.

Los Cañones del Tera y del Forcadura se convirtieron en escenarios dantescos. El fuego bajaba hacia los pueblos, y las evacuaciones masivas se sucedían. Aunque la mayoría de visitantes decidió marcharse por precaución, los vecinos se resistían a abandonar, protegiendo lo poco que podían salvar.

cañón del Forcadura arrasado por las llamas

La tristeza en los rostros

El día ha sido especialmente duro para el alcalde de Galende Miguel Martos, que no pudo disimular la tristeza reflejada en su rostro. Lo mismo les sucedía a brigadistas, bomberos de Zamora y de la Diputación: lo que empezó con cierta alegría matutina se transformó en la expresión de la preocupación más cruda cuando el viento arrasó todas las previsiones.

El ambiente se volvió irrespirable, y las conversaciones entre los equipos de extinción y los medios de comunicación se llenaron de malas noticias. “La incomprensible fuerza del viento ha destrozado todo lo que habíamos avanzado”, reconocían con amargura.

Ribadelago y Vigo, en vilo

Con la tarde cayendo demasiado rápido, el humo obligó a evacuar a los vecinos de Ribadelago Nuevo y Viejo, mientras que en Vigo de Sanabria la vigilancia es extrema: la UME, con cuatro vehículos, y los camiones de bomberos han levantado un cordón defensivo para que el fuego no llegue al pueblo pero sigue viéndose esa corona que se maldice a cada llama que se separa del horizonte allí arriba.

Desde Presa Rota por el Cárdena y el Cañón del Tera, el humo desciende hacia Ribadelago. Y desde el Forcadura, el fuego acecha Vigo por sus dos laderas. Las llamas se acercan en una pinza que mantiene a los pueblos en vilo.

San Ciprián

Una noche de vela

La noche será de vela y de tensión. El resplandor rojizo del incendio, visible desde kilómetros, convierte el cielo sanabrés en un escenario fantasmagórico que impide conciliar el sueño. Los vecinos hablan de pesadillas despiertos, con la incertidumbre devorando la calma.

Sanabria resiste, con más medios que nunca sobre el terreno, pero también con la angustia de no saber si la lucha será suficiente. El Padre Lago, el de las mil leyendas, observa este drama como si esperase un milagro. Que suene esa campana que la tradición dice oculta bajo sus aguas, no a gloria ni a muerte, sino a lluvia, la única salvación posible para frenar el cáncer que consume el pulmón verde de Zamora.

Esperando el rocío matutino y dando por sentado que el esfuerzo siempre merece la pena, hoy hemos visto a los valientes con un poco menos de ánimo por el pedazo de esfuerzo, hemos visto rostros con extrema preocupación, profesionales compungidos y con caras eclépticas, hoy Sanabria vuelve a no descansar ni de noche ni de día, ayer, hoy y siempre Sanabria la de la terapia será bendita y será alegre en primavera con la ayuda de todos los que amamos Sanabria y por supuesto su paraiso natural aunque esté herido, nunca muerto.  

No quisimos acercarnos a ver como los de Ribadelago decían adiós por cuenta del humo a sus casas, la tristeza de hoy pudo con una tarde noche aciaga, la noticia es que mañana será un día nuevo y que con el alba todo volverá a tener un color especial con un cielo azul y con el verde de Sanabria, para pensar en lo que más duele no hace falta ver más desgracias.

Sol y verano lago de sanabria Mirador

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