En Zamora tiempo de Reverencia, Sopas de Ajo y Fe en la Mañana y en el mañana
Tiempo para que los hermanos de acera y de paso se reúnan en torno a las cruces de madera y las túnicas negras. Pies fríos y en muchos casos descalzos, túnicas heredadas, biberones en la mañana, así como los puestos en los banzos que muchas veces son causa de disputa incluso familiar.
Cargar o procesionar de cofrade, en la acera o en el balcón, desde el hospital o en casa víctima de algún mal, eso es muchas veces lo que hace recapacitar sobre la fe que mueve a los miles de zamoranos a disfrutar de momentos como el de las reverencias en la Avenida de las Tres Cruces.
Lugar emblemático y limpio de vehículos que han tenido que aparcar en los pocos espacios que en estos días se pueden encontrar en una Bien Cercada por la Semana más importante de su año.
Zamora se estremece de frío cuando suena la marcha de las marchas ( la de Thalberg) que en este y en todos los viernes santos anuncia que Jesús ha muerto Crucificado por los mismos hombres que lo vieron en la calle predicando eso de "ama al prójimo como a ti mismo". Que paradoja pero que verdad en tiempos de guerra y en tiempos de paz.
Hoy un año más ha sido madrugada, Viernes Santo en Zamora, un 10 de abril la que me dio la vida (fue Viernes Santo) se marchó a cuenta de un virus que el mismo hombre fabricó para exterminar a millones de personas, que podrían haber vivido felices durante otros pocos años. Fueron nuestros mayores los que sacrificados por la inteligencia de los mismos monstruos que crucificaron a Jesús, los que hoy están cerca del llamado cielo, del que solo un hombre regresó según la historia que unos creen y otros no.
Entre tanto, los pasos, las imágenes, hablan y los zamoranos responden ávidos ante una vuelta a la Plaza Mayor y este año a las carpas y templos y no al museo como en otros años, resuelven un viernes en el que no se comía carne, se desayunan sopas de ajo, se siente la ciudad más cerca, el frío sobrecoge en la madrugada pero con el alba y la luz en las Tres Cruces, se darán paso a dos días de duelo para el domingo celebrar la Resurrección.
Un año más tiempo de reverencia, de respeto, de recuerdo para los que ya no están, y sobre todo de esperanza en el cambio que algún día quizá, se cumpla como Fe en la vida eterna, esa que añoramos. pero que no sabemos siquiera que exista porque nadie hoy en día ha vuelto para contarlo. El más allá, Dios, Alá, Buda o los Dioses del Olimpo juzgarán una vez hayamos abandonado el cuerpo material, el que se entierra y deja que el polvo vuelva al polvo, a la naturaleza, a su espacio vital.
Es Viernes Santo en Zamora, es momento de Fe y de esperanza.