Miércoles Santo en Toro: El Silencio que acompaña al Viacrucis Procesional
El itinerario de la procesión incluyó la Plaza Mayor, Perezal, Judería, Puerta de Adalia, Magdalena, Pajarinas, la cuesta de las Becerras y el Espolón, donde se vivió uno de los momentos más significativos con el himno y la Estación XII en la Colegiata. La procesión finalizó en la Iglesia de San Julián, donde se realizó el rezo y el canto del "Cinco Llagas", ante la atenta mirada de los vecinos que acompañaron la comitiva.
Antes de iniciar el recorrido procesional, la iglesia del Santo Sepulcro acogió un emotivo acto: la entrada de los nuevos hermanos de la cofradía. Con velas prendidas en sus manos, besaron la insignia de ocho puntas, símbolo del Santo Sepulcro y la Soledad, marcando el inicio de su compromiso con la hermandad.
El juramento de silencio, uno de los momentos más impresionantes de la Pasión toresana, se llevó a cabo en la Plaza Mayor. Durante este acto, los hermanos se comprometieron a guardar un silencio absoluto durante toda la procesión, el cual solo se rompió por las oraciones en cada una de las estaciones del Vía Crucis, así como por el sonido del bombo, el tambor, la corneta y la campana que marcaron el ritmo de la procesión.
El párroco fue el encargado de dirigir este momento solemne, pidiendo a los cofrades que se arrodillaran y se comprometieran a mantener el respeto y la reflexión a lo largo del recorrido. Las 14 estaciones del Vía Crucis, que simbolizan los momentos clave de la Pasión de Cristo, fueron marcadas con el símbolo de la hermandad, mientras los cofrades caminaban con devoción y recogimiento.
La procesión continuó su recorrido por el paseo del Espolón y, una vez en el interior de la Colegiata, los cofrades revivieron el rezo y el canto de las "Cinco Llagas", un acto lleno de emoción y recogimiento, que puso fin a una noche de profunda espiritualidad.
La Procesión del Viacrucis en Toro, con su solemne silencio, el juramento de los cofrades y los rezos a lo largo de las estaciones, se consolidó como uno de los momentos más espirituales de la Semana Santa toresana, invitando a los presentes a reflexionar sobre el sacrificio y la devoción de la Pasión de Cristo.