Guardianes y custodios: el mosaico de figuras convertidos en pilares de la Semana Santa zamorana

Esquilas del barandales de la Cofradía de Jesús del Vía Crucis

Desde la figura del 'Barandales' encargado de anunciar la llegada de las procesiones con el sonido de sus esquilas, hasta los 'Cotaneros', responsables de múltiples tareas logísticas y de cuidado dentro de las cofradías, cada figura desempeña un papel crucial en el desarrollo y la preservación de las tradiciones religiosas zamoranas

Estas figuras, arraigadas en la historia y la cultura de Zamora, son parte integral de la Semana Santa, contribuyendo a mantener viva la esencia y el fervor de esta celebración religiosa

La Semana Santa de Zamora se distingue por la participación activa de diversos personajes que contribuyen a hacer de esta festividad una experiencia única y conmovedora. Desde los emblemáticos 'Barandales', encargados de anunciar la llegada de las procesiones con el sonido de sus esquilas, hasta los 'Cotaneros', responsables de múltiples tareas logísticas y de cuidado dentro de las cofradías, cada figura desempeña un papel crucial en el desarrollo y la preservación de las tradiciones religiosas zamoranas.

Las 'Camareras' destacan por su dedicación al embellecimiento de las imágenes sagradas, mientras que los 'Cargadores' muestran su devoción llevando sobre sus hombros los elementos procesionales más importantes. Entre todos, crean una atmósfera de fervor y solemnidad que hace de la Semana Santa de Zamora un evento inolvidable, donde la fe, la tradición y la comunidad se entrelazan de manera única.

Barandales, el custodio de la procesión

El Barandales es la primera persona que se escucha al comienzo. Con sus esquilas avisa de la procesión. Una tradición que nació en el siglo XVI porque las campanas de las Iglesias de Zamora enmudecían desde la tarde del Jueves Santo hasta el Domingo de Resurrección, así surgió la necesidad de esta figura tan esencial y tan importante para la Semana Santa.

Se trata sin duda de uno de los iconos más singulares y únicos de la Semana Santa de Zamora. Suele portar una túnica de especial diseño con los colores de la cofradía y dos esquilas personalizadas.

Barandales de la Vera Cruz

Merlú, el sonido de la devoción

En la Cofradía de Jesús Nazareno, el Merlú ha sido una figura destacada desde 1693. Encargado de tocar la trompeta en las procesiones, su presencia data posiblemente de la fundación misma de la hermandad en 1651. Aunque popularmente se le conoce como 'Merlú', su nombre oficial es Sordina. Esta figura, junto con su peculiar sonido, es parte esencial del folclore religioso zamorano.

Seis parejas de Merlú llenarán las calles del centro de la capital del sonido más esperado de nuestra Semana Santa

Camareras, guardianas de la imagen

Las Camareras son mujeres encargadas de vestir y adornar las imágenes religiosas. Aunque su presencia en las cofradías no se consolidó hasta el siglo XIX, su labor es crucial para preservar la estética y el esplendor de las imágenes sagradas. Tradicionalmente, este papel recaía en las esposas de los administradores, quienes también contribuían con donaciones a las cofradías.

Cotaneros, custodios y cuidadores

Los Cotaneros, también conocidos como vicarios, son responsables de diversas tareas dentro de las cofradías. Desde la recaudación de cuotas hasta el mantenimiento de los pasos y objetos religiosos, su labor es fundamental para el buen funcionamiento de las hermandades. A lo largo de los siglos, han evolucionado, adaptándose a nuevas responsabilidades y formas de colaboración.

Cargadores, soporte y devoción en la Semana Santa

Los Cargadores son aquellos hermanos encargados de portar sobre sus hombros los diferentes elementos de las procesiones, desde grupos escultóricos hasta pebeteros y cruces. Esta práctica, presente en las cofradías zamoranas, muestra el compromiso y la devoción de sus miembros hacia sus tradiciones religiosas.

Procesión de Luz y Vida (14)

Estas figuras, arraigadas en la historia y la cultura de Zamora, son parte integral de la Semana Santa, contribuyendo a mantener viva la esencia y el fervor de esta celebración religiosa.